`La Arquitectura se hace en silencio [...]. La Concentración. [...] Una
inmersión en la verdadera Arquitectura y en cómo vivir[la]´.
Desde la formación académica en
los principios de la disciplina, cuando estudias en la universidad, conoces
personajes, actores y profesionales que se encuentran marcando la dirección,
trazando la Historia de la carrera en la que aún te preparas, diligentemente.
Como arquitecto, he tenido la oportunidad de realizar actividades
relacionadas con un sin número de acciones disciplinares. Recientemente, alejado
del campo de la construcción activa, he tenido la oportunidad de llevar a cabo
proyectos de distinta índole, siempre inspirado por infinidad de personas,
artistas, arquitectos, entre otros, en quienes he encontrado motivos y
principios que personalizar y aplicar a mi propia vida, quehacer y perspectiva
profesional y humana.
Teodoro González de León fue una de esas personas. Conocí sus obras
en las páginas de los libros, en fotografías, posteriormente vivir, habitar muchas de ellas, y –en última instancia– conocerlo en persona, escucharlo
hablar y compartir en público el espíritu de su alma como arquitecto.
De carácter fuerte y dominante,
lo vimos en todo momento como un grande de la Arquitectura en México. Muchas
de sus obras son utilizadas como referente en las asignaturas varias –incluyendo las de Artes– en mi actuar como catedrático.
Notas atrás escribía sobre la Trascendencia, sobre la Temporalidad que, como arquitectos,
poseemos, y la capacidad de dejar detrás, una serie de ideas, sensaciones,
conceptos, emociones, plasmadas en los espacios, que irán mucho más lejos de lo
que alguna vez imaginamos siquiera.
Nuestras obras, nuestras
palabras, nuestro actuar, como arquitectos y seres humanos, se caracteriza por
quedar representados en un carácter dominante, fuerte, radical, porque, diseñar y construir no es una tarea para débiles. Se requieren convicciones y
Fortaleza para materializar desde la idea, un espacio en el cuál se buscará
inspirar el Bienestar de personas.
Es esencial –sin embargo– un Equilibrio, un alma humana que dote de Espiritualidad a todo lo que hacemos.
Es –tal vez– la diferencia entre los mediocres –los que se quedan en el regio intento de aparentar ser
convincentes sin saber en realidad lo que se hace– y los grandes, los que transforman paradigmas.
El Arquitecto Teodoro González de
León tenía esa alma.
Descanse en paz, un maestro de la Arquitectura, un referente del poder
de la creación de espacios, repletos de espíritu y significados.
Imagen tomada de la liga:
Writing to reach you | Driftwood || Travis