Y un día desperté, y vi muchas frases que rezaban 'te amo',
desperdigadas por toda mi casa. Al principio, cuando vi la primera, me pareció una pequeña
calamidad, una de esas maravillas de la Vida que miras un día, y a la que
sonríes con la pupila y con los labios, casi como una reacción inconsciente y
culposa, que cruza por tu ser.
Hoy, cuando las dos palabras son algo ya constante en las
circunstancias del Espacio, desdibujadas en la pequeña bolsa que significó uno
de tus obsequios, en la superficie de la puerta del refrigerador, y entre otros
lugares cotidianos, me detengo a extrañarme por lo que acontece.
Y es entonces que tomo consciencia de cuánto te extraño
cuando leo esas dos sencillas palabras.
Y es cuando miro anonadado, se dobla mi ceja en señal de
profunda interrogante y reflexión, y comprendo que las veo ahora, en este
instante, porque algo ha cambiado dentro de mí.
Lo primero que podría decir es que reconozco que te amo.
Lo que es más valioso y justo aceptar, es que en realidad me
has enseñado a amarme a mí mismo...
Escucho:
Specialist | Interpol