Navegando un poco en una tarde complicada, por azares del
Destino, arribé a la propuesta de Steven
Wilson, de quien jamás había escuchado antes, y a quien al inicio –de manera completamente errónea– relacioné con el líder de Semisonic, una de mis bandas favoritas.
No recuerdo con exactitud la melodía o el álbum que escuché
como primer acercamiento a él, pero me llamó la atención dentro de su discografía,
que acabara de publicar un proyecto. Después de escuchar un par de sus discos, me
dirigí directamente al `The Future bites´.
Lo que escuché me dejó anonadado.
La colección de temas me pareció demasiado
para procesar en ese momento. Hacía tiempo que no escuchaba un álbum similar,
que me hiciera conectar de inmediato con el contexto contemporáneo, vigente, de la propuesta.
Ideas, emociones, sensaciones de este Presente, vinieron inmediatamente a mi mente al escuchar los temas.
El vídeo de `Self´ fue una experiencia
conceptual surrealista, ligada a
nombres de la talla de Robert Downey Jr. Un tipo hablando de la Superficialidad,
la Banalidad y el contexto que define
la Realidad en la que actualmente vivimos, de una manera tan brutal, pero
calmada. Extremadamente actual.
Uno de esos álbumes que necesitas escuchar varias veces para
comenzar a asimilarlo. Por ratos encontré guitarras a la Pink Floyd, otrora, acordes con remembranza a Marillion. Entre progresivo-electrónico, The Future bites me llevó a rincones de mi propia psique, para encontrar mensajes que no
creí hallar jamás ahí.
Lo primero que hice fue tomar el álbum como soundtrack original para comenzar a
ilustrar aquel proyecto íntimo que rescaté del baúl oculto del escritorio de
trabajo, con resultados satisfactorios.
Los sonidos que conforman el ambiente con el que Wilson ha empapado su álbum, es una
delicia conceptual sonora que no soy
capaz de dejar de escuchar, una y otra vez.
Me siento completamente conectado con la propuesta.
Los toques sintéticos, las guitarras escasas pero certeras,
los coros bien ensamblados, con estrofas
que dan directo en el clavo psicológico,
lo acústico rayando lo electrónico.
Una daga directo al
Ego del corazón.
Lo más cercano que había experimentado al respecto, fue
cortesía de James Blake, quien hizo
lo propio, abriendo mi percepción hacia un mundo acústico conceptual por completo nuevo y desconocido, de cuyo barco
rehúso bajar –por el momento–.
Imagen tomada de la
liga:
Escucho:
PERSONAL SHOPPER |
Steven Wilson