Me arrepiento de haberte entregado mi Amor.
Fuiste contaminando mi Pasión, mi
Luz y mi Plenitud con tus inseguridades, tu Miedo y el Abandono que habitaba
tus entrañas.
Hoy, cientos de amaneceres tras
tu partida, por fin puedo vislumbrar el brillo naciente de la Esperanza detrás
del Sol que despierta, emergiendo en la montaña.
Finalmente soy capaz de escuchar
el ritmo pausado de mi corazón, latiendo. Al fin puedo reconocer en mí, todo
aquello que te entregué desmesuradamente, y que te tragaste y escupiste sin
Consciencia, porque lo único que deseabas era el Fuego ardiente del cuerpo,
insaciable.
Jamás pensé decirlo, pero
contento estoy de que hayas muerto en mi vida, por tu propia decisión, y no la
mía, porque yo decidí amarnos y crecer, juntos, pero tus planes eran otros
caminos, intransitables.
Gracias por no estar.
Gracias, porque en medio del
Silencio que ha permanecido, SOY.
Escucho:
No one will do | Mary J. Blige