La Arquitectura no es sólo Construcción.
Quince años de experiencia académica y diecinueve años de práctica profesional me hicieron
analizar el actual valor de la Arquitectura
y los paradigmas que se han
construido en relación a la práctica de la profesión:
La Arquitectura es una disciplina constructiva.
Este valor es lo que actualmente le otorga su sentido como medio de obtención
de Reconocimiento (Éxito) y sustento económico consolidados.
La máxima aspiración y meta de un
arquitecto es la construcción de una obra arquitectónica desde sus cimientos,
que trascienda Espacio y Tiempo.
La Arquitectura se limita al
ámbito material y técnico, no dando pie a ninguna
intromisión de alguna disciplina dentro de su actuar y desarrollo, diferente al
Arte, que –por definición– la
acompaña.
La Cultura que la práctica de la Arquitectura incluye, se mide –por lo tanto– en conocimiento en relación a la identificación de elementos históricos dentro de espacios
construidos a lo largo de la Historia.
Esta perspectiva ha conseguido
que la Arquitectura sea una de las disciplinas que más tiempo ha tardado en
evolucionar y presentar innovaciones disciplinares más allá de las propias,
dentro del ámbito del Diseño y la Construcción.
La Arquitectura se ha convertido
en una comunidad cerrada y hermética, que muy difícilmente permite la
interacción con otras disciplinas que por naturaleza no posean el mismo tinte artístico y técnico-constructivo.
Si la Arquitectura es una
manifestación humana, debe –por ende– tener la misma complejidad que el Ser humano expresa. Y al igual que el
Hombre es finito, la Arquitectura debe aspirar a serlo.
Está claro que conocemos mucho de
civilizaciones antiguas gracias a la Perpetuidad
de las manifestaciones arquitectónicas, pero este hecho sólo confirma nuestra
necedad egoísta de dejar huella sobre la Humanidad, olvidando el verdadero
sentido de la Arquitectura: satisfacer
las necesidades del Hombre. Y una de las necesidades que las sociedades
actuales presentan es el Respeto por
la Vida, así como la Aceptación de
la Muerte.
Nuestros egos han crecido, precisamente, por la Ilusión creada en nuestras
mentes de que nuestras presencias son dignas de permanecer sobre la Tierra y
dentro de nuestras circunstancias individuales
y sociales y deben mantenerse vigentes
y válidas durante la Eternidad. Sobra decir que el boom de la Tecnología sólo nos ha hecho tercos,
egocéntricos, sordos y necios, creyendo que todos nuestros razonamientos y
opiniones son válidos y deben ser escuchados y aceptados dentro de nuestros entornos inmediatos. Es un hecho y una
deplorable lección que aún continúa enseñándose en los programas educativos de
las instituciones. Los estudiantes se deciden por la Arquitectura por la huella
que puedan dejar al Mundo. Una huella física que ilusamente piensan que quedará
enmarcada para la Posteridad.
Nuestra falta de Consciencia ante este hecho nos ha
llevado a pasar por encima de principios naturales de Respeto, Equilibrio y Armonía con el Entorno. Con todo tipo de Entorno, no sólo con la Naturaleza. Somos incapaces hoy en día –incluso– de convivir con seres humanos que difieran con nuestras ideas y
perspectivas de cómo entender la Vida.
La Arquitectura es una hermosa
manifestación humana, que en sus mejores momentos y propuestas, ha logrado captar la Belleza del alma humana,
situación que ha sido malinterpretada como el logro de la Trascendencia, es decir, un espacio arquitectónico que debe durar “para
siempre”.
La Tecnología y el avance en todo sentido que la Humanidad ha
conseguido en este rubro, ha acelerado el uso de los recursos y la satisfacción
de las necesidades de los seres humanos, lo que desemboca en una cultura del consumismo donde se pierde Respeto y Consciencia por la verdadera esencia
y valor de las cosas, para
centrarse exclusivamente en su grado de Utilidad.
Si nos detenemos a pensar, la
Arquitectura ha perpetuado un Círculo de
Vicio donde el Espacio se
convierte en un valor humano que únicamente alimenta el requerimiento fisiológico y psicológico de sus habitantes,
creando y manteniendo vigentes pautas de
conducta que se dirigen a conseguir un ritmo de crecimiento arquitectónico sostenido
como sinónimo de avance y desarrollo.
Las circunstancias actuales han
superado nuestras expectativas y proyecciones, en este sentido.
No seremos capaces de mantener un
crecimiento sostenido únicamente por la acción de la Construcción, no sin lograr daños irreversibles en nuestros
entornos inmediatos. Destrucción de la Naturaleza, sociedades intolerantes ante
ellas mismas y ante otras sociedades, conflictos y circunstancias culturares
adversas que será imposible afrontar. Los espacios construidos con anterioridad
y que abandonen sus funciones, no podrán permanecer en pie, y mucho menos ser
mantenidos dentro de la interacción de las sociedades venideras.
La Arquitectura, en un futuro
inmediato, deberá abrirse a nuevas interacciones con otras disciplinas, para
hallar caminos alternativos que consigan redirigir las acciones profesionales
hacia perspectivas radicales y abiertas, que logren comprender a fondo y desde
raíz nuestras realidades desde un punto de vista profundo, reflexivo, compasivo
y consciente, contactando con
principios disciplinares y humanos para que, juntos, amalgamen una
cultura real de comprensión del entorno y satisfacción de los requerimientos actuales del ser humano, tanto en su
entorno personal, como en su existencia social. La Arquitectura ha
llegado a un punto, donde debe plantear espacios y pautas de conducta, que
ofrezcan perspectivas profundas de metamorfosis
y transformación en la existencia
humana, que no sólo involucren el Diseño y la Construcción, sino que se abran a
nuevas acciones, para afrontar desde la mente
humana de creación, propuestas de trabajo y solución que amplíen la
comprensión del Espacio, para dejar
de verlo como mera sustancia material
al servicio de las manos del Hombre.
La Arquitectura debe ayudar al
Hombre a conocer, comprender e intervenir su propio espacio arquitectónico
interior, a modificar y realinear sus propios principios y cánones de diseño
humano, aquellos que les dan forma y sentido a sus vidas. Sin estos valores
reales, la Arquitectura que se diseñe continuará llevándonos a un camino de Degradación e Inconsciencia.
Fotografía editada digitalmente, original, cortesía de Eloísa Delgadillo.
Escucho:
The right thing | James Supercave
Glorious warrior | Electric Guest
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