Regreso a este lienzo, motivado
por la ausencia del amigo cercano que consideré amigo durante años.
Me pregunto por qué dejé de
escribir…
En algún momento escribí por
escribir. Simplemente abría la página virtual, y vertía lo sentido en ese
momento, inspirado por las circunstancias. Era tan sencillo, tan natural.
Pero llegó un punto donde
escribir se hizo doloroso.
No podría –ni me atrevería a–
explicar por qué.
Pero hoy la emoción es fuerte, es
mayor que antes, al punto de ahogar mi garganta, de experimentar una cierta
agonía al intentar respirar, expresar lo que hoy siento.
Sobran ya las Despedidas, las
Soledades, los Vacíos o las Melancolías.
Escribo –maldita sea– por la
necesidad de escribir.
¿Escribir es una necesidad?
Para mí lo es.
Siempre lo ha sido, sólo que jamás
lo había confesado físicamente, hasta ahora.
Escribo desde el lugar que
conozco, que he aprendido a habitar
en los recientes momentos de esta ilusión llamada Vida.
Escucho:
A place I know | The Cranberries
No hay comentarios:
Publicar un comentario