R o t o
Hace seis meses que se marchó, y
en los que he aprendido a sobrevivir sin todas esas ideas que dijo querer
compartir: el Amor una de ellas.
Qué estúpido suena ahora esa idea.
He profundizado en la Comprensión de todas sus acciones, y
todas me llevan a la misma Dirección.
Las personas rara vez son honestas, a la expectativa de poder encontrar lo que
buscan, sin saber en realidad qué es.
Agradezco el Tiempo acontecido, que me permitió llevar mi vida por un camino
nuevo, a regresar a mí, de una manera que jamás hubiera hecho antes del Dolor que me fue infligido.
El Agradecimiento no es una emoción que se escriba en una carta,
confirmando que en verdad lo hemos encontrado, o siquiera comprendido. Puede escribirse
sólo por despecho, con la vacía Intención
de no sentir lo que se haya hecho.
Este año ha sido una vivencia
extraña, surrealista, a diferencia
del año anterior, en el que todo fue una sencilla ilusión, que me llenó de Alegría
y me dio las fuerzas para lograr metas que hasta hoy considero increíbles.
Estar roto representa un estado donde percibes con Claridad la esencia en las Intenciones de la gente. Estado que
acontece sutil, delicado y potentemente,
al igual que el álbum que escucho mientras
escribo esta nota, con el cuerpo desgastado, el perro enfermo, la lluvia
implacable, y la Ira inconsciente a
cuestas. Las trompetas armoniosas, las percusiones sutiles, pero hermosas, el
saxofón como tersa piel que seduce a mi oído, mientras entro en éxtasis, embriagado por las voces que
susurran delicadas perversiones a mi espíritu.
A través de las gotas impactadas
en el cristal de la ventana que dibuja la borrosa imagen de la ciudad que permanece
dormida, afuera, veo pasar las circunstancias que me hicieron reflexionar hasta
el brillo de la pantalla del ordenador.
Agradezco su siniestra partida,
que me dio la oportunidad de devorar tantísimos álbumes ignorados por los años que dejé pasar. He hallado en el naufragio, desconocidas bandas, artistas
favoritos nuevos, y canciones que he reproducido incansablemente, porque su
estructura y Composición las han convertido en himnos, que no puedo dejar de
escuchar, que han resumido los pocos recientes años, que percibo cual
perspectiva de anciano, cansado, pero repleto de gratas satisfacciones, pequeñas e insignificantes, que nunca antes
experimenté en los años en los que mi Ego
trató estúpidamente de arreglar el Mundo.
Es aquí donde agradezco haber
invertido inútilmente en la anualidad del sistema de streaming, que me ha dejado incontables noches y días de navegación
infinita, hasta encontrarme a mí mismo perdiéndome en la Inmensidad de las
décadas olvidadas de Música desconocida,
como si hubiera sido capaz de volver en el Tiempo, y tomar caminos de una realidad alterna, circunstancias donde
jamás exististe.
Aquel que fui no lo soy más. Los espacios que habité existen solamente en la Soledad
del Olvido. Caminos, rincones y
recorridos guardados únicamente en la memoria, porque estoy convencido que no
los transité jamás –afortunadamente–.
Ahora sólo me habito a mí mismo. Me dirijo hacia mi Centro. Nadie
puede decirme qué hacer, o la dirección hacia la cual ir, porque sólo yo
conozco el Destino que mis pasos en
esta Vida han trazado desde antes de venir. Hay quienes aún osan dirigir
mensajes de advertencia, juzgando mis acciones. Ilusos quienes no son capaces
de ver sino sólo su enorme Egocentrismo que
envenena los líquidos que llenan y ahogan sus cuerpos, y que no pueden
comprender la Profundidad que ha
dejado en mí la Vulnerabilidad humana.
Quién no se ha rendido a su propia Debilidad, jamás podrá ser humilde
ante el Dolor de aquellos a quienes cree defender, obligándose a la Obsesión de
imponer órdenes a quienes considera, inferiores.
La Verdad que nos negamos a creer
es que nadie necesita ser defendido, sino de sí mismo.
Ojalá todo fuera tan sencillo
como congraciarte con insignificantes acciones que te llenen de efímera Plenitud, como programar el nuevo álbum
en el estéreo, y escucharlo tantas
veces como lo desees, para después cambiarlo por otro que te estruje el
corazón, o excite a tus sentidos, en una fría noche de Verano en medio de la Lluvia, producto de las tormentas de un año atípico
más, en tu existencia, y entendieses que nada de lo que hagas tiene importancia
alguna, porque como dice una de las melodías que he descubierto en los
infinitos sorbos de la leche sabor vainilla:
el Tiempo lo diluirá absolutamente todo,
salvo tu memoria, que se perderá en el más oscuro e inevitable Olvido.
Escucho:
Kaputt. Álbum | Destroyer
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