Un día después del Eclipse, la Vida sigue
igual.
Hago una reverberación a melodías como: 'La
Historia nos ha enseñado nada', de Sting, o 'Un día después la Historia sigue
igual', de Miguel Bosé, por la sola inquietud de hacerlo.
Y es que después de la Oscuridad inducida, el corazón permanece aún vacío.
A veces, sólo cuando la Luz se opaca dentro de nosotros, es que sentimos la imperiosa
necesidad de hallarnos, para brillar de nuevo.
Un día después del Ocaso instantáneo, los
pensamientos continúan siendo los mismos.
Las emociones revolotean dentro de las entrañas,
anhelando hallar un Destino
manifiesto donde germinar, convirtiéndose en frutos que alimenten los vacíos
humanos, y no la Maldad repleta de Alevosía por destruirnos.
Tras las sombras efímeras de una mañana gris,
permanecen todavía los recuerdos de lo que algún día fuera un momento de Felicidad.
Y es que la Plenitud
es una frágil rosa de cálido aroma, pero vulnerable al tacto, cuya Belleza simple y profunda puede
derrumbarse en un instante.
Un día después del Eclipse –al igual que el día posterior a tu partida–, la Vida sigue igual.
La única diferencia es el Testimonio que ha
quedado, la Huella de lo que ha sido, y que definió algún fragmento de nuestro
ser dentro de nosotros.
Depende de cada quien hacer de las memorias, espacios humanos habitables, donde nos
sintamos reconfortados por lo que fue –o
lo que no fue–, pero que nos hizo
algún Daño.
Un evento de este tipo no se habita –lo sé–, pero es una Analogía perfecta, donde 'Un día después del Eclipse, al igual que el espacio que habitaste, la
Vida sigue igual': abierta como el cálido Cielo, a nuevos horizontes,
nuevas experiencias, con la Intención de crear hermosos cuadros en la Memoria y
el Corazón, con los cuales recrear la Vida inmortal, de manera eterna.
Escucho:
Viento |
Caifanes
Sin aliento |
Danza Invisible