Detrás de la ventana brilla la
luz de la Esperanza.
Cuando todo parece perdido y
triste, silbo a la Luna.
Su rostro níveo toca lo más
profundo de mi corazón, y alimenta al espíritu.
La copa de los árboles, en el medio
de los bosques, levantan sus murmullos y oraciones, a través del vacío, del
limbo, de la oscuridad de la inexistencia.
En la cúspide de la bóveda del
cielo, se levanta la fuente del Silencio, el reflejo blanco de los sueños.
Podéis volar libremente, mientras
el frío cálido, que domina entre la delgada línea del anochecer y el
crepúsculo, refresca la memoria, recordándote que, en la penumbra de la Muerte,
descansa la esencia de la Vida.
Escucho:
Lo bueno siempre tiene un final /
Nelly Furtado
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