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sábado, 4 de abril de 2015

Ironías de la Vida

`Avanzar significa despedirte
de aquello que amas,
con lo que te has encariñado
o acostumbrado a vivir con…
Crecer como persona representa
decir adiós a todo
lo que algún día definió
lo que hoy eres,
y que inspira lo que llegarás a ser´.

Hace unos días envié un mensaje por teléfono móvil. Han transcurrido tantos meses, tantas cosas de por medio en la vida, que extraña es la vez en la que te detienes a valorar qué ha sido de tus circunstancias personales.
El amigo al que escribí me respondió días después. Recuerdo cuando estudiaba la Maestría, que uno de los profesores nos comentó que renegaba utilizar los medios digitales, salvo con la excepción de que al escribir por correo electrónico por ejemplo a un amigo o colega, no responderían de inmediato, porque la `inmediatez´ es un mal de estos días que destruye sinceridades.
Cuando recibí el mensaje de mi amigo, de vuelta, reconocí que había pasado tanto tiempo desde que había hablado y sabido de él. Irónica es la Vida. Viene a mi memoria el recuerdo de alguna plática con él, donde le confesaba mi aversión por las despedidas. Él me miró, rio, e hizo un comentario en son de burla. Tenía razón. Yo le daba demasiada importancia y sentimentalismo a las despedidas.
Quizá porque en tu vida cotidiana te rodeas de cosas que estimas, que te hacen sentir bien, que te reconfortan, a las cuales te acostumbras.
Al paso de los días, los meses, o tal vez los años, te has encerrado en un puñado de circunstancias familiares y recurrentes que definen en gran medida tu vida, no necesariamente tu futuro.
Ahora que miro hacia atrás, dentro de los últimos cinco años he encontrado más cambios que durante la década tras mi adolescencia.
Tantas personas, rutinas, conocimiento, y mi profesión incluso se han transformado en múltiples maneras.
Viene a mi mente una charla memorable con quien fuera mi mejor amigo [a quien tiene indescriptible tiempo del que no sé algo], donde hacíamos el típico ejercicio de imaginar nuestro futuro cinco años adelante.
Han pasado diez.
Y mucho de lo que se vive ahora no estaba siquiera en la pizarra de planes.
Personas entrañables, relaciones con gente estimable, charlas presenciales y/o virtuales por diversos medios de comunicación digital. Lugares recurrentes. Espacios. Ambientes.
Y todo lo que ha sufrido metamorfosis.
Romper paradigmas, la cotidianidad, la `zona de confort´ es doloroso.
Para crecer, para continuar aprendiendo, es necesario.
Otro amigo más me comentaba [cuando me llevó a conocer su hermoso pueblo, en la Sierra del Estado, en medio de los más sublimes parajes naturales que en mi vida he visto de nuevo] que su lugar de origen era bello y lo había formado como persona, y lo agradecía en sobremanera, pero crecer y desarrollarse no sería posible si se hubiera quedado en él.
Hace unos días me levanté, y en mi mente se formuló la clásica pregunta, cliché de películas y series de televisión. ¿En qué momento llegué a este punto donde hoy me encuentro? ¿Qué ha sido de mi vida?
De repente te levantas un día, recuerdas lo vivido, extrañas las compañías, revives los espacios, derramas una lágrima por las veredas que ya no transitas. Por los abrazos, los regaños. Quizá por los momentos, buenos y malos, pero que te brindaban seguridad. Identidad.
Hoy mucho de ello se ha marchado.
Y miras hacia adelante, donde los cambios, las despedidas, los giros son más frecuentes.
Y cierras los ojos, rememorando y agradeciendo por todo a lo que has dicho adiós, porque, en breves o largos lapsos de tiempo y huella en tu existencia, te hizo ser quien eres, y te inspira a ser el destino del camino que hoy transitas.

¿Dónde estaré en los siguientes cinco años?
No haré más planes. Los planes se divierten más organizando su devenir conmigo…

Escucho:
A step you can´t take back / Keira Knightley
Bixby canyon bridge / I will possess your heart // Death Cab for Cutie

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