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viernes, 3 de abril de 2015

Realidades profesionales

La última fotografía en forma del primer cuadro de la ciudad donde vivo, data del año dos mil once, donde me tomé un tiempo considerable para retratar el Reloj Monumental, y su contexto, para el Arte del segundo libro en el que trabajaba en esa época.
La imagen que acompaña a esta nota corresponde a una visita al centro, el año pasado, para una actividad cultural que nos llevó de nueva cuenta al ambiente histórico de las angostas primeras calles de Pachuca.
Parece que han transcurrido siglos desde entonces.
El inicio del año dos mil quince trajo consigo cambios y oportunidades, tanto profesionales, como humanas. Es complicado mantener un equilibrio entre ambas facetas, ya que la ley universal de los hechos dicta que si sobresales en alguna, es por clara destrucción de la otra.
Estos últimos cuarenta y tantos días han sido de valoración, de adaptación, y de total comprensión de las variables que integran las actuales circunstancias.
La mayor de ellas, ha versado durante las recientes semanas en la actividad y opinión profesional, relacionados con el Proyecto que pretende intervenir el primer cuadro de la Ciudad de Pachuca.
Hace semanas fui invitado a participar en la organización civil de arquitectos del Estado, donde he ido conociendo paulatinamente los hechos y los detalles que definen proyectos de la índole del que actualmente se desarrolla dentro de la ciudad.
Hablar del `desarrollo´ del actual proyecto en la plaza central de la ciudad es relativo, ya que no existe proyecto en forma como tal, por lo menos no en el sentido arquitectónico.
A lo largo de los días, y de las reuniones acudidas por parte de la actividad disciplinar, se ha hablado sobre el carácter y el contexto histórico de la plaza al centro de la Ciudad de Pachuca.
El común denominador es el Reloj Monumental. Lo único. El resto de los elementos arquitectónicos, objetos naturales y artificiales, han sido borrados literalmente de la plaza.
Las palabras de las diferentes autoridades han ido y venido como pólvora a lo largo y ancho de las redes sociales, estableciendo que el proyecto se llevará a cabo, a pesar de no contar en forma con los requisitos solicitados por todas y cada una de las instancias pertinentes, incluidas el colegio donde formo parte.
Al interior de la asociación donde he participado sólo por dos meses, he visto inconformidad de igual manera por los detalles y la mecánica que se ha llevado a cabo para instaurar una intervención de tales magnitudes y envergadura.
Al final del día, y tras haber conocido elementos profesionales y disciplinares dentro y fuera de las organizaciones civiles y gubernamentales, no me queda más que confirmar la falta de responsabilidad y acuerdo para realizar cualquier tipo de intervención a nivel municipal.
Considero de igual manera que las actitudes de las instituciones inmiscuidas no es del todo armónica ni congruente, y que los intereses sociales son rebasados por intereses individuales, de grupos definidos de personas, además de las posturas y actitudes francamente dominantes que sobresalen.

He decidido abandonar la participación de la actual directiva del Colegio de Arquitectos de Hidalgo, por diferencias personales y de intereses profesionales. Agradezco a los colegas miembros de la directiva por su invitación y confianza. Permaneceré solamente en actividad como miembro actual de número, apoyando desde la trinchera académica y disciplinar a mi alcance en todo lo que esta institución requiera.

Ser profesionista en la reciente plataforma disciplinar que actualmente domina el medio es complicado, y requiere decisiones y posturas que no estamos dispuestos a tomar por el momento. Un periodo de consolidación y de Equilibrio es el que atravesamos por estos meses.
Nos concentraremos en ello.

Escucho:
Front row / Alanis Morissette

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