Cuando me siento solo, frustrado,
o deprimido, volteo al cielo y busco la cara nívea del astro brillante, que
nunca decepciona con su hermosa y grata compañía.
Traviesa y coqueta como de
costumbre, posa pacientemente para mí, mientras desenfundo la cámara, y tras
largos minutos de diálogo visual, me permite capturar su infinita belleza en
infinidad de tomas que me hacen olvidarme de los problemas y conflictos
cotidianos, y me recuerda lo hermosa que es la Vida, al admirar lo sencillo
inherente a la Naturaleza.
Escucho:
Sweetest devotion / Adele
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