Ha sido un año difícil, complejo.
Extraño.
Es extraño de igual manera contar
con una dosis doble de Coldplay en
menos del mismo año…
Me encuentro escuchando `A head full of dreams´, su más reciente
trabajo tras su álbum `Ghosts´.
¿Las impresiones?
Vienen a mi mente aquellos
tiempos de A rush of blood to my head,
y una idea que comenzó siendo buena, que ahora posee demasiados A lot of something…
Ghosts me pareció silencioso, sincero, casi invisible.
Un álbum que me conmovió desde la
primera vez que lo escuché, en una tarde gris, áspera y olvidable.
Olvidable quizá han sido las
últimas cincuenta y tantas semanas de mi vida, donde todo transcurría en un
mismo tono, sin color, sin alegría o motivación alguna.
Ayer –por lo tanto– me he
sorprendido escuchando a Coldplay
toda la tarde tras una travesía igualmente extraña y olvidable.
Considero afortunado contar con
un poco de color en mi existencia en este momento insólito donde un año concluye
con un set de circunstancias que me
regresan al origen de todo aquello que comenzó como un sueño hecho realidad, hace
poco más de una década.
Una década…
¿Tanto tiempo ha acontecido desde
entonces?
`A
momentary lapse of reason´, diría Pink
Floyd.
Distractores existen por doquier.
Con alguien charlaba sobre ellos hace algunas horas.
He hablado con tantas personas en
los recientes días. Demasiadas.
Y he vuelto a escuchar Música con los oídos del espíritu.
Será por ello que regresé a Coldplay. La misma plataforma que me
cobijó alguna vez.
Una oleada de sangre a mi cabeza, Un cielo lleno de estrellas, Una cabeza llena de ideas…
Los distractores me llevaron por
caminos diversos, por aprendizajes nuevos, a consolidaciones requeridas… y me
regresan al mismo punto, una y otra vez.
Al objetivo real de la Misión.
Al inicio del camino, donde todo
comenzó hace tiempo.
Escucho:
Up&Up / Kaleidoscope / Always
in my head [Live at The Royal
Albert Hall] // Coldplay
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