La guitarra de Carlos Santana se me figura altamente
firme y poderosa, al grado de expresar un propio fragmento de su alma en cada
melodía. A través de las cuerdas es capaz de compartir un cúmulo extraordinario
de sentimientos que atraviesan directo al corazón, y vas más allá de nuestro
espíritu. Algunas de sus interpretaciones lastiman seriamente a nuestro
corazón, por tratarse de lamentos, de Manifiestos existenciales a los que somos
susceptibles y comunes todos los seres humanos, independientemente de nuestras
aparentemente `diferentes´ realidades sociales o culturales.
Este es el caso de No one to depend on, que tras escuchar
por vez primera y no poder soportarla, tuve que sentarme y escuchar con
tolerancia y paciencia infinita.
Las cuerdas, las notas, altamente
desgarradoras y emocionales, destilan ese dolor profundo de Soledad y auto
compasión, que –descubrí casi de
inmediato– son fiel reflejo de mi
realidad, lo que me hizo rechazar la canción de primera vez.
Es sorprendente que esta realidad
emocional que hoy nos define de maneras literales y en circunstancias que son
ya comunes, fuera identificada y concebida en una melodía en el año de mil novecientos setenta y uno. Y aunque
la técnica y la producción de la grabación haya envejecido con los años, el
mensaje es directo, claro y contundente…
Escucho:
No one to depend on |
Carlos Santana
No hay comentarios:
Publicar un comentario