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lunes, 7 de noviembre de 2016

Tengo a nadie...

La guitarra de Carlos Santana se me figura altamente firme y poderosa, al grado de expresar un propio fragmento de su alma en cada melodía. A través de las cuerdas es capaz de compartir un cúmulo extraordinario de sentimientos que atraviesan directo al corazón, y vas más allá de nuestro espíritu. Algunas de sus interpretaciones lastiman seriamente a nuestro corazón, por tratarse de lamentos, de Manifiestos existenciales a los que somos susceptibles y comunes todos los seres humanos, independientemente de nuestras aparentemente `diferentes´ realidades sociales o culturales.
Este es el caso de No one to depend on, que tras escuchar por vez primera y no poder soportarla, tuve que sentarme y escuchar con tolerancia y paciencia infinita.
Las cuerdas, las notas, altamente desgarradoras y emocionales, destilan ese dolor profundo de Soledad y auto compasión, que descubrí casi de inmediato son fiel reflejo de mi realidad, lo que me hizo rechazar la canción de primera vez.
Es sorprendente que esta realidad emocional que hoy nos define de maneras literales y en circunstancias que son ya comunes, fuera identificada y concebida en una melodía en el año de mil novecientos setenta y uno. Y aunque la técnica y la producción de la grabación haya envejecido con los años, el mensaje es directo, claro y contundente…

Imagen editada digitalmente, original tomada de la liga:
http://www.lyricsasquotes.com/314909.jpg

Escucho:
No one to depend on | Carlos Santana

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