La primera vez que escuché a Gordon Matthew Thomas Sumner y a Orville Richard Burrell juntos, fue en
un compilatorio de Música pop, que data del año mil
novecientos noventa y seis. Los temas respectivos fueron: `Let your soul be your pilot´ y `Boombastic´. Mientras Sting realizaba un viaje de
introspección que nos trajo uno de sus álbumes
más personales, íntimos y reflexivos tras una carrera de ritmo y Alegría, Shaggy experimentaba con el reggae, bailable y despreocupado.
Jamás imaginé que veinte años
después, escucharía a ambos artistas colaborando en una misma melodía. Más
extraño aún: en un mismo álbum.
Sting fue siempre de los artistas favoritos, desde la década de los
noventa. Curiosamente, lo conocí fuera de su etapa dentro de la agrupación The Police. La primera melodía de su
autoría e interpretación que me cautivó y me hizo poner mi atención en su
trabajo fue `When we dance´, pero
casi automáticamente, todo su repertorio como solista fue marcado dentro de
nuestras listas de artistas preferidos.
De Shaggy no puedo decir lo mismo, ya que sólo escuché un par de sus
canciones, que si bien llamaron mi atención, no me convencieron para
convertirme en fanático musical de su propuesta.
Al contrario de muchos –tal vez– no me parece descabellada la colaboración y la integración de
estilos entre estos dos artistas. Gordon
Matthew ha tenido arranques de reggae
y sonido jamaiquino en algunas de
sus composiciones. Quizá desde The Police,
mucho de esta influencia se hizo presente y definió un poco el estilo
revolucionario y liberal de la banda. Ya como solista, la influencia fue menor,
pero no por eso dejó de ser evidente y bien integrada a su característica
elegancia al momento de componer.
Durante los últimos años, Sting
comenzó una travesía de introspección, que le llevó a desaparecer de la escena
musical popular, centrándose más y más en la expresión de profundas reflexiones
personales, que invariablemente reflejó en su actividad compositiva y musical,
lo que le llevó a alejarse de los escenarios y de la fama a la que nos tenía
acostumbrados.
Es irónico que tome una decisión tan
arriesgada como ésta, que marca su regreso al ambiente popular, y lo haga con
un género como éste. Recuerdo aún la entrevista de David Eric Grohl, vocalista de Foo
Fighters, quien confesara que para el regreso de su agrupación, en su más
reciente álbum `Concrete and gold´,
tomara el espíritu de reguetón como base del tema `Run´, con los acordes de las guitarras
y el ritmo definido para la canción. Gran mayoría de artistas de naturaleza y
corte latinos han optado por el
reguetón como base musical de sus álbumes y composiciones contemporáneas. La
tendencia es mantenerse actual a través de este ritmo, y sus derivaciones.
Como sea, Sting ha tomado una
decisión similar, y tras haber apostado por el reggae, regresa con un álbum de
producción cuidada, de buen gusto, sólida, y con el característico sello del
británico, quien –al parecer– opta por el anhelo de los grandes
escenarios y no dejar perder el éxito conseguido a lo largo de su extensa
carrera, alejándose ahora de aquella reflexión que lo obligó a mantenerse en
una faceta íntima y privada durante la reciente década, donde la Luz del Sol no figuraba más.
Una manera elegante de mantenerse
vigente.
Imágenes [editadas digitalmente o no] tomadas de las respectivas ligas:
Escucho:
Don´t make me wait | Sad trombone | Love changes everything ||
Sting & Shaggy
Run | Foo Fighters
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