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lunes, 23 de abril de 2018

De las tortugas azules al reggae

La primera vez que escuché a Gordon Matthew Thomas Sumner y a Orville Richard Burrell juntos, fue en un compilatorio de Música pop, que data del año mil novecientos noventa y seis. Los temas respectivos fueron: `Let your soul be your pilot´ y `Boombastic´. Mientras Sting realizaba un viaje de introspección que nos trajo uno de sus álbumes más personales, íntimos y reflexivos tras una carrera de ritmo y Alegría, Shaggy experimentaba con el reggae, bailable y despreocupado.
Jamás imaginé que veinte años después, escucharía a ambos artistas colaborando en una misma melodía. Más extraño aún: en un mismo álbum.

Sting fue siempre de los artistas favoritos, desde la década de los noventa. Curiosamente, lo conocí fuera de su etapa dentro de la agrupación The Police. La primera melodía de su autoría e interpretación que me cautivó y me hizo poner mi atención en su trabajo fue `When we dance´, pero casi automáticamente, todo su repertorio como solista fue marcado dentro de nuestras listas de artistas preferidos.
De Shaggy no puedo decir lo mismo, ya que sólo escuché un par de sus canciones, que si bien llamaron mi atención, no me convencieron para convertirme en fanático musical de su propuesta.

Al contrario de muchos tal vez no me parece descabellada la colaboración y la integración de estilos entre estos dos artistas. Gordon Matthew ha tenido arranques de reggae y sonido jamaiquino en algunas de sus composiciones. Quizá desde The Police, mucho de esta influencia se hizo presente y definió un poco el estilo revolucionario y liberal de la banda. Ya como solista, la influencia fue menor, pero no por eso dejó de ser evidente y bien integrada a su característica elegancia al momento de componer.

Durante los últimos años, Sting comenzó una travesía de introspección, que le llevó a desaparecer de la escena musical popular, centrándose más y más en la expresión de profundas reflexiones personales, que invariablemente reflejó en su actividad compositiva y musical, lo que le llevó a alejarse de los escenarios y de la fama a la que nos tenía acostumbrados.

Es irónico que tome una decisión tan arriesgada como ésta, que marca su regreso al ambiente popular, y lo haga con un género como éste. Recuerdo aún la entrevista de David Eric Grohl, vocalista de Foo Fighters, quien confesara que para el regreso de su agrupación, en su más reciente álbum `Concrete and gold´, tomara el espíritu de reguetón​ como base del tema `Run´, con los acordes de las guitarras y el ritmo definido para la canción. Gran mayoría de artistas de naturaleza y corte latinos han optado por el reguetón como base musical de sus álbumes y composiciones contemporáneas. La tendencia es mantenerse actual a través de este ritmo, y sus derivaciones.

Como sea, Sting ha tomado una decisión similar, y tras haber apostado por el reggae, regresa con un álbum de producción cuidada, de buen gusto, sólida, y con el característico sello del británico, quien al parecer opta por el anhelo de los grandes escenarios y no dejar perder el éxito conseguido a lo largo de su extensa carrera, alejándose ahora de aquella reflexión que lo obligó a mantenerse en una faceta íntima y privada durante la reciente década, donde la Luz del Sol no figuraba más.
Una manera elegante de mantenerse vigente.

Imágenes [editadas digitalmente o no] tomadas de las respectivas ligas:

Escucho:
Don´t make me wait | Sad trombone | Love changes everything || Sting & Shaggy
Run | Foo Fighters

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