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Me agrada imaginar espacios
vacíos.
No por egoísmo o por Soledad. Más
bien como ejercicio propio del espíritu.
Los espacios –aún en sueños–
reflejan, traducen nuestras verdaderas necesidades humanas. Un espacio vacío
dialoga con nosotros, libre de intermediarios, es decir, libre de códigos de
interpretación. Es como observar a un ser humano desnudo, libre de prejuicios,
con el cuerpo desprovisto de cubierta alguna, y el espíritu a la vista de los
sentidos.
Un espacio vacío muestra sin
temor sus circulaciones, sus áreas íntimas, sus rincones públicos, y nos invita
a penetrarlo en verdadera honestidad, sin nuestra humana frivolidad e indiferencia.
La primera imagen, el primer
recuerdo, o la primera historia que venga a tu mente al recorrerlo, es la parte
de tu espíritu que ha conectado con el Espacio,
de carácter universal y único. Es la fracción de tu alma humana a la que debes
escuchar desde tus profundidades, en ese momento justo de la experiencia espacial.
Me agrada recorrer espacios
vacíos, porque en ellos, escucho la intimidad de mi propia alma, hablándome
desde los rincones mismos del Cosmos,
en un hermoso lenguaje que sólo mis sentidos, y la Belleza en su manifestación humana, pueden comprender.
Una vez que he vivido a
profundidad un espacio vacío, espero siempre para ser capaz de habitarlo, es decir, vivirlo,
compartirlo junto con otros habitantes,
y poder conocer en tan peculiar interacción, un trozo de la realidad, de esa
serie de circunstancias propias de un específico Espacio y Tiempo, que
sólo las acciones humanas instantáneas, definen.
Escucho:
Temperamental (Pull Timewarp
Remix) | Everything but The Girl
Good | Better than Ezra
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