Recuerdo haber leído y [grabado] textos,
donde se hablaba de un caracol, que,
paso a paso, lenta y pacientemente, lleva su casa, su hogar, a cuestas.
Era un proyecto de naturaleza humana –como mucho de lo que hice en la actividad profesional y académica–, que, ahora, a la distancia, miro con
cierta Nostalgia y Agradecimiento, porque fueron esos
pequeños proyectos [y momentos], los que me mantuvieron estable, equilibrado,
con la mira puesta donde siempre
debió estar.
Ser un caracol en estos tiempos
es imposible. Todo corre y gira vertiginosamente,
sin sentido y sin control. Llevar la casa a cuestas es caro, y pesado, y un
pretexto para ser atacado, atropellado, o destruido.
Uno aprende a cargar absolutamente nada, salvo la esencia o espíritu,
que nos brindará todo cuanto necesitemos.
Escucho:
Better strange | James Supercave
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