La Arquitectura representa una suerte de Pasión, que llevaré anclada en lo más profundo del corazón y del espíritu. Las expresiones
arquitectónicas prehispánicas fueron
desde mi etapa como estudiante de Arquitectura,
variables indiscutibles que despertaron curiosidad y mantuvieron la Inspiración viva, a lo largo del
tránsito por el campo arquitectónico
a través de los años.
La Arquitectura es importante no
sólo por su lenguaje y codificación, sino también por ser la
disciplina encargada del estudio del Espacio,
que ha fungido como un pilar, una
piedra angular que continúa enseñándome mucho al paso del tiempo, y a lo largo
del tránsito por las nuevas experiencias, ajenas –aparentemente– al rubro
arquitectónico.
Siempre consideré más al Espacio como una materia prima que debemos conocer y con quien trabajar en nuestras
vidas personales, por ser un eslabón esencial
para llegar a conocernos a nosotros mismos, y, por ende, a los demás, se sea arquitecto, o no.
Las meditaciones y otras herramientas de naturaleza meditativa, aprendidas, se basan en la
experiencia espacial, que es
susceptible de lectura y contenido altamente simbólico y subjetivo.
Esto fue lo que el mundo prehispánico comprendió
hace miles de años atrás, convirtiendo a la Arquitectura en un ambiente
cotidiano espiritual que acompañó la
vida de los seres humanos, de una manera más profunda que simplemente ser un
escenario rural o urbano sobre el cual existir y que actualmente se limita casi
exclusivamente al campo de la Historia o
la simple Construcción.
Lo que aprendí de la Arquitectura
definitivamente no fue todo, pero considero sí lo suficiente, para abrir
consciencia y emprender el camino de la profundización del sentido de mi propia
vida, con amplio conocimiento en todos los sentidos, incluyendo –sobretodo– la valiosísima plataforma metafísica
planteada por las culturas del México
antiguo, aunado al conocimiento sobre el Espacio, que ahora agradezco profundamente, y que uso de base para diseñar nuevas herramientas que me
permitan desarrollar metas y proyectos, y que me han acompañado en sendos
procesos de apertura al espíritu y Sanación.
Lo extraordinario fue comprender
la versatilidad de la Arquitectura, y cómo, por nuestra necedad e ignorancia,
la hemos confinado a simples cuatro
paredes y un techo.
Irónicamente, cuando salí de ese encuadramiento, fue cuando mis colegas y
su ambiente ortodoxo y clasicista, me
sacaron de la plataforma arquitectónica.
La grata lección que aprendí del
estudio de las culturas prehispánicas de
México fue lo primordial que
representa la comprensión del Espacio humano personal, para poder transitar
escalas espaciales –y
arquitectónicas– mayores, no como un fin, sino como un medio, un complicado proceso para consolidar nuestro
bienestar espiritual integral.
Fotografía editada digitalmente, original compartida por Heriberto Nicolás (su autor), tomada de su sitio Instagram oficial: heryniccols.
Escucho:
Ode to my family | The Icicle Melts || The Cranberries
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