Una trunca despedida…
O quizá deba decir, nula.
Muda, inexistente.
No hubo palabras últimas que
escuchar, para comprender, para describir lo acontecido.
¿Qué ha acontecido?
Ni yo mismo soy capaz de brindar
un recuento de lo acontecido, de las decisiones tomadas, del tiempo compartido.
Palabras, ideas, pensamientos, trozos de mi ser –tomados de aquí, y de más allá–
que, al final, se han perdido en las tinieblas de la incomprensión y del Olvido.
Sólo Vacío, eterno Limbo que,
cual cometa, aparece y reaparece cada determinado tiempo en mi pobre Vida,
trayendo consigo desolación… e incertidumbre. Dolor que cada vez se entierra, como
daga venenosa, más y más en lo profundo del corazón, para demostrar –en contra de mi voluntad, y de la Fe
que pueda rescatar de todo esto– que
no tiene caso, no existe razón alguna para continuar en el camino.
Lo más doloroso –quizá– sean las palabras, el consuelo que me hiciste creer, al decir que
todo estaría bien, que estaba bien
explorar y dejarse llevar por los instintos de entrega, de confianza, y
desarrollar aquella parte que con nadie compartí, como compartí contigo.
Varias veces te confesé sentir
temor, de todo lo que tenía lugar, en mi Presente y en la memoria, pero tus
palabras siempre me instaron a proseguir con este viaje, que hoy no tiene Destino,
ni retorno, ni sentido, más que un dolor convertido en Vacío, o un Vacío que
carcome como el peor de los dolores que haya vivido.
De nueva cuenta me encuentro en
medio del Silencio, solo, en un
paisaje vasto, abandonado, y ruin…
Nada queda –de nueva cuenta– de la Libertad de sentir, de ser, de pensar,
y de compartir. Nada de aquel paisaje hermoso e infinito, donde todo parecía
encontrar cabida.
Nada.
Más que las palabras que hoy
escribo y que no espero que leas. No espero nada de ellas.
Deseo desde mi ser interior, con
toda Fuerza, que se pierdan en medio del Horizonte, como un Ocaso más, como una brisa insignificante
que algún día rozó mi alma, como tus palabras rozaron lo más profundo del cuerpo,
y del corazón.
Como aquella ciudad que
transformó mi espíritu con su esencia,
con su Belleza, sus veredas, eternos
caminos y destinos que me llevaron a confrontar nuevas perspectivas, sólo para
recordarme lo hermoso que es vivir, lo indescriptible de los espacios, tus espacios, y los míos.
Y las memorias, los recuerdos,
las imágenes y las vivencias quedarán, como quedan los muros y paredes que
delimitan los espacios, que trazan
los caminos, y que conforman esos lugares, esas veladas, entre caricias,
palabras y sonrisas, que no volveremos a habitar
nunca más.
Nunca...
Nunca...
Fotografía editada digitalmente, cortesía de José Flores Camargo.
Escucho:
Disappear | INXS
Comin' down | Paula Cole
My favourite mistake | Sheryl Crow
Love is the end | Keane
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