Hace unos días visité un paraje
natural con un amigo.
Escuchamos los sonidos de la Naturaleza, nos regocijamos en el Silencio de un atardecer, y hablamos de
temas y cosas de las que no hablaríamos en ambientes urbanos o citadinos.
Me queda claro que el contacto
con la Naturaleza no es otra cosa que
una introspección en nosotros mismos,
una oportunidad de romper la rutina y las circunstancias que nos limitan, o
determinan esos patrones que a diario cumplimos como requisitos de nuestra vida
en sociedad.
Es bueno acompañar estos momentos
con Música, la buena lectura de un libro, o la gratísima presencia de un
amigo, una persona con quien podamos compartir y alimentar nuestro espíritu.
Lo que encontremos en estos
sitios y momentos, es una fracción oculta de nosotros mismos, que vale la pena
redescubrir, y atesorar.
Escucho:
Last I heard (…He was circling
the drain) | Thom Yorke
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