La Vida es un hilo solamente, suave y frágil, que
nos conecta con el Universo mismo.
¿Cuántas vidas habremos vivido para llegar a la
comprensión de esta Verdad, para darnos cuenta de que el Cosmos y nosotros
estamos unidos de manera inefable, y eterna?
Vidas que transcurren en tiempos diferentes, pero
que se conectan a través de sueños, imágenes y vivencias cinceladas en nuestras
memorias y en nuestro material genético, milagro de la Naturaleza que nos
interconecta con Espacios y Tiempos increíbles, inimaginables,
pero reales, tanto, como la certeza de que nuestros pensamientos construyen
nuestras realidades.
A tí, que fuiste el comandante de un ejército que
otrora asesinaras por Conquista, y que hoy mueres por falta de Identidad,
pero que tienes en las profundidades de tu sangre, los misterios de un Sanador
anciano y sabio.
En medio del ocaso del Desastre, me solicitaron
escribir en torno a la palabra y el concepto personal de lo que significa el Fuego.
He visto enfermar y caer a tantas personas últimamente, que no ceso de derramar
lágrimas, y obligar a mi cuerpo a mantenerse a flote mientras navega por el Mar
del Autoconocimiento y la Autocompasión, en una travesía que
parece traer más penas, que satisfacciones.
Fuego es –para mí– la Llama
vieja, la Llama intensa. La Llama apagada, o la Llama muerta. No importa cómo
lo definas, llama de tu alma que siempre brillará en la Oscuridad, no importa
que la Esperanza muera.
Es entonces que comprendes que las vidas –tus
vidas, todas ellas– son fragmentos de una sola existencia en
siglos, en milenios, que escribe y narra una historia a la que no tendrás
acceso, a menos que abras el corazón, y aquietes la mente, a grado tal, que el Silencio
sea el único lenguaje que Dios y tú hablen en la profundidad de la
mutua Sabiduría, conocimiento que obtengas, producto del Sufrimiento
y la Desolación de saber que, donde ahora te encuentras, es resultado de
la falta de Dirección definida por las decisiones necias que tomaste,
aún sabiendo con certeza, que no debías tomar los caminos, que ayer, tomaste,
pero que te han llevado a la firme Intención de crecer, a pesar del Dolor
que hoy, sientas.
Comprendes que el Presente es sólo un
instante que dura cientos de años, quizá más. Quizá la Eternidad, lugar
lejano y desconocido donde absolutamente todas las cosas, se reencuentran en
una única vertiente, tras el paso desolado por la Existencia y la Materia.
Así han ido los días.
Las recientes horas.
Las reflexiones.
Quizá finalmente, he perdido la razón…
O es sólo que me dejo consumir por el Fuego que late dentro de mi ser.
O es sólo que me dejo consumir por el Fuego que late dentro de mi ser.
Imagen tomada de la liga:
Escucho:
Sex | Paula Cole
WALLS | Kings of Leon
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