Tomé clases con el Doctor en
Arquitectura Carlos González Lobo,
en una cátedra donde me hizo profundizar y reflexionar en relación con la
naturaleza propia del Espacio
arquitectónico, en una introspección en
la que jamás había entrado yo antes, y de cuyo proceso se derivó un texto
ilustrado en formato de Cuento, donde
comencé a integrar a la Literatura
dentro de la reflexión arquitectónica.
Posteriormente, escribí dos libros de naturaleza literaria, centrados en la Arquitectura, y actualmente desarrollo un proyecto más, de carácter reflexivo. De ahí las imágenes con las que decidí acompañar esta nota.
Durante mi largo paso por las
aulas, impartiendo cátedra, intenté llevar a los futuros arquitectos, a una
dirección donde se integrara la Arquitectura, con valores y tópicos propios de
las Humanidades, interactuando con
conceptos como Creatividad y Habitabilidad, desde el punto de vista humano y metafísico.
La Arquitectura es muchísimo más
que simplemente Construcción y Técnica. Quedé profundamente decepcionado
de las instituciones educativas que encierran a la profesión en cuatro paredes,
donde sólo lo palpable y sólido tiene lugar.
A cuatro años de distancia de las
aulas, de cualquier esfuerzo metodológico centrado en la Academia, he podido trabajar con variables y procesos más allá del
concepto básico de la Arquitectura.
Como el Doctor González Lobo me motivó a comprenderlo, la Habitabilidad involucra una especie de Reflexión humana en la que participan elementos y variables que tocan esferas no consideradas actualmente dentro de los procesos de diseño o comprensión del esquema arquitectónico en las aulas. O peor aún, en nuestras realidades profesionales.
La Arquitectura, sabiendo que
satisface necesidades fisiológicas,
psicológicas y espirituales, al
paso de las recientes décadas, ha dado pie a requerimientos emergentes que tienen que ver con tres
áreas o campos de acción: Los espacios virtuales
| digitales, que han demostrado
ser una necesidad válida en nuestras sociedades consumistas hoy en día; la
importancia del espacio público y social,
que requiere urgentemente ser atendido en relación con la creciente obsesión de
las sociedades por expresar las inquietudes humanas que han comenzado a ser manifestadas
en las protestas e intervenciones violentas por fenómenos como los femicidios o rebeliones sociales en
contra de aspectos gubernamentales o hechos ya comunes y no aceptados, dentro
de grupos humanos.
Y en tercer lugar, la valoración
del espacio habitable personal e íntimo,
al que hemos regresado por fenómenos naturales graves como la Pandemia con la que actualmente interactuamos
y con la que lidiamos, resaltando la importancia del espacio individual como plataforma clave para sobrevivir a
contextos de Encierro y Aislamiento social. Comprender a
profundidad este último aspecto, tiene que ver con evidenciar nuestra
incapacidad con habitar espacios humanos, íntimos y acorazados, siendo
conscientes que, como seres humanos,
no sabemos resolver nuestras propias carencias y conflictos psicológicos y espirituales.
Lo que antes sufrimos como
Humanidad al enfrentarnos con eventos como el 11 de Septiembre, donde comprendimos nuestra Intolerancia a nivel global,
que derivó en atentados y Violencia extrema, lo vemos hoy por hoy polarizado en el extremo radical
opuesto: somos ignorantes al vivir el espacio
humano individual, propio e intransferible.
No somos capaces de entablar un diálogo interno y espiritual con nosotros mismos.
En este sentido, es irónico cómo,
por las condiciones extremas que vivimos, somos obligados a aislarnos de la
Arquitectura, en la que durante siglos depositamos nuestras expectativas,
deseos, e incluso satisfacción de manías, obsesiones y patologías.
Posteriormente, escribí dos libros de naturaleza literaria, centrados en la Arquitectura, y actualmente desarrollo un proyecto más, de carácter reflexivo. De ahí las imágenes con las que decidí acompañar esta nota.
Como el Doctor González Lobo me motivó a comprenderlo, la Habitabilidad involucra una especie de Reflexión humana en la que participan elementos y variables que tocan esferas no consideradas actualmente dentro de los procesos de diseño o comprensión del esquema arquitectónico en las aulas. O peor aún, en nuestras realidades profesionales.
No somos capaces de entablar un diálogo interno y espiritual con nosotros mismos.
Hoy por hoy no podemos vivir, habitar espacios de ningún género, salvo
el espacio habitable íntimo.
Hemos llegado a un punto de quiebre, de Desesperación, por mantenernos aislados del contexto arquitectónico y urbano inmediato, dándonos cuenta que la naturaleza espacial del Hombre es muchísima más compleja que lo que se enseñó en las aulas a lo largo de más de cien años.
Irónico es que ni siquiera podemos acceder físicamente a las aulas.
He comenzado a vislumbrar que la
Arquitectura puede llegar a comprenderse en relación a nuevos niveles de
materialización, comprensión, pero sobretodo, valoración.
Lo que actualmente vivimos, nos
obliga a voltear hacia nosotros mismos, y –a
regañadientes, y con sumo Dolor y un
golpe mortal al Ego– entender que un
nuevo campo de la Arquitectura se encuentra emergiendo, que tiene que ver con
la imperiosa necesidad de entender, antes que el Diseño arquitectónico, la Naturaleza propia del Diseño humano.
Variables de Bienestar, Reconexión humana
íntima, Autoestima personal, y
herramientas propias de la comprensión y
la administración de las emociones, son elementos cruciales para afrontar y
trascender esta etapa por la que actualmente atravesamos. Tópicos que hombres
reflexivos, además de líderes espirituales han tocado durante los últimos
cincuenta años, que representa la obligada amalgama
con el uso de las Tecnologías de
la Comunicación.
El problema es que nos hemos concentrado en abordar, comprender y
resolver necesidades humanas externas a nosotros, pero hoy somos ignorantes,
incapaces, además de estúpidos, para enfrentar y entender cómo operan nuestros
propios y personales procesos de comprensión humana.
No sabemos cómo habitarnos a nosotros mismos.
Si no somos capaces de
experimentar y desarrollar Compasión por
nosotros mismos, no seremos capaces de comprender la compleja situación que
vivimos.
Por primera vez en la Historia
contemporánea del Hombre –y la
Arquitectura–, debemos aprender a auto
conocernos, diseñar y construir, nuestros
propios espacios habitables humanos, proceso que involucra elementos de
desarrollo espiritual, de profunda Introspección
y Seguridad interior, donde se tocan elementos
de Autoestima, Autocompasión y Fuerza de Voluntad emocional, que
deriven en actitudes sociales esenciales,
como Consciencia social, Respeto y Tolerancia, por mencionar sólo algunos.
Escucho:
Prodigal | Porcupine Tree
Hemos llegado a un punto de quiebre, de Desesperación, por mantenernos aislados del contexto arquitectónico y urbano inmediato, dándonos cuenta que la naturaleza espacial del Hombre es muchísima más compleja que lo que se enseñó en las aulas a lo largo de más de cien años.
Irónico es que ni siquiera podemos acceder físicamente a las aulas.
Prodigal | Porcupine Tree
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