¿Cuántos de ustedes se
levantan un día, y se dan cuenta que su existencia se ha movido en una dirección
que jamás contemplaron?
Década y media atrás, miraba la naciente realidad virtual, y a través de su aún limitada génesis, era apenas consciente de la Evolución que se avecinaba.
En ese entonces, era yo un inmaduro jovenzuelo que no tenía idea de lo que anhelaba de la
Vida.
Lo primero que haces es subirte al barco de la Realidad cotidiana, y remar
frenéticamente utilizando los remos de la Rutina
y los cánones académicos y sociales.
Hasta que comprendes que el Universo es más complejo que tu limitadísima Percepción de él.
Un día te percatas que
todo tu ser se ha transformado radicalmente.
Los libros que leo, la Música
que escucho, el ejercicio que ejecuto.
Las pequeñas inversiones en las que distribuyes tu tiempo,
que tienen que ver con momentos íntimos más
que ecos externos.
Tu manera de experimentar el Mundo ha mutado
inexorablemente, al punto de sentarte a contemplar el Ocaso, mientras intentas poner el orden las ideas, reflejos
certeros de las variables que deconstruyen
lo que al término del día, eres.
Hace tiempo la Familiaridad quedó atrás, analogía del
capítulo del libro que leíste, donde todo aquello con lo que un día empataste y
con lo que te identificaste, ya no existe más.
Y cada capítulo muta más y más, hacia un Contexto difícil de
ver, contemplar, y mucho menos, anticipar.
Hoy soy un hombre completamente diferente a quien conocí.
He dejado de intentar definirme a través de cánones, doctrinas o paradigmas.
A donde me dirijo, nadie ha ido jamás, aunque el Destino
puede ser familiar a muchos.
El camino es la meta,
siendo exclusivamente el recorrido, la esencia misma de la Fluidez del
Movimiento, lo que despierta el suspiro que me mantiene vivo.
Escucho:
Colores. Álbum | Nómada
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