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domingo, 11 de septiembre de 2011

Atardeceres y colores del alma


`La felicidad no necesita ser transmutada en belleza, pero la desventura sí´.

Jorge Luis Borges.

Siempre he sido criticado por ser arquitecto de profesión, y, como tal, no puedo tener la cualidad de la escritura, ni mucho menos el derecho del diseño y concepción de un proyecto literario.
Las personas sólo critican aquello que alcanzan a mirar y medir con las variables actuales y limitadas que les ofrece el cuadro que miran.
Desde que recuerdo, la pasión por la Literatura ha estado presente en mi vida. Sería imposible tratar de explicar cómo se lleva a cabo el proceso en mi cabeza o en mi ser entero, pero puedo hacerlo con extractos de cosas que acontecen y que motivan esa escritura.
Los atardeceres son una variable constante que sucede en mi existencia, y que me han cautivado en más de una ocasión. Esos paisajes traen consigo -por lo menos para mí- una serie de circunstancias que inspiran, que despiertan emociones, tramas, personajes y vidas que llegan a mí de maneras nítidas y extrañas.

Los atardeceres son una pintura al óleo donde se reflejan historias varias, infinitas, disímiles unas de otras, y que se expresan por los colores, las tonalidades, las distribuciones y configuraciones de aquellas y otras nubes que se desdibujan a lo largo del horizonte.
El ocaso es una variable que mide de maneras precisas la cantidad de significado en nuestras vidas. Cada final de aquellos días, los que son los más representativos, críticos y valiosos para nosotros, están coronados por atardeceres a los que se transfieren todos esos sentimientos, emociones y valores humanos vividos a lo largo de las horas diurnas.

Los espacios más hermosos que he visitado, las personas más queridas a las que he dicho adiós, los desastres terribles de los que he sido testigo… todos estos eventos tienen como telón de fondo un atardecer específico, único, especial e inolvidable.
Dos personas en particular me enseñaron a atesorar el valor agregado de esos hermosos paisajes e instantáneas. Uno de ellos lo hizo con su sola presencia, y otro más con su visual esencia.
Gracias a Luis Enrique, y a Chavo por recordarme la importancia de cada uno de los instantes de la existencia. Los mejores momentos que he pasado con ustedes los he vivido con atardeceres como fondo, como charla, como pretexto visual y como grata compañía.
Ahora sé que ese momento especial del día, es valioso para mí, e inspira relatos e historias que alimentan mi actividad como escritor. Puedo estar delante, parado, ahí, observando eternamente como el sol es absorbido por las montañas, por el suelo, con las nubes alrededor, mientras la luz agoniza lentamente, y algo muere en el ambiente, con la esperanza de renacer, de vivir de nueva cuenta, o, en su defecto, de existir de manera eterna en mi memoria.

Imagen 1: instantánea por J.E.Franco


Imagen 2: tomada de cuenta twitter @Chavo87, quien es su autor


Escucho:
There There [First Demo] / Radiohead. Taken from Hail to the thief [Limited Edition] [Disc 2]
Indaco / Ludovico Einaudi

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