Escuchando canciones tristes me encontraba,
pensando en una calavera para mi redención,
cuando leí en la red acerca de cruel amenaza,
que involucraba nuestras redes de comunicación.
Una idea tonta cruzó entonces por mi mente,
y sin pensarlo dos veces me sentí James Bond,
me aseguré que nadie me vigilara sigilosamente,
y de inmediato puse mi plan en acción.
Cuando el plazo para entregar mi calavera terminó,
La Tilica llegó a verme, puntual y divertida,
solicité dos horas más, a lo cual ella sólo carcajeó,
me dijo que iría a ver a su hermana Cleodomira.
Cuando regresó, me miró con sus ojos de miedo,
me hallaba nervioso y comencé a hiperventilar,
fue así que me exigió concluir con ese desenredo,
entonces sentí unas terribles ganas de llorar.
Cuando le di el dispositivo donde escribí mis calaveras,
sentía una esperanza, cual blanquita esfera,
de repente algo extraño aconteció,
pues la cuenta en Facebook
de La Flaca, desapareció.
Vendí la cuenta de La Muerte a Anonymous, los cibernautas,
dijeron tener cuentas pendientes con La Catrina y sus
flautas,
fue el último movimiento de mi agonizante batalla,
para poner fin a las injusticias que cometió esa canalla.
En medio de la confusión escapé rumbo a mi hogar,
era tal mi miedo que no quise ni mirar pa´ atrás.
Ahora feliz en mi despacho escribiendo me encuentro,
consciente que el año que viene no estaré tan contento…
Escucho:
If you were
there / George Michael
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