En mi terrible angustia, escribo otra calavera,
ya intenté cambalache
hasta con mi sudadera,
pero La Muerte quiere mi espíritu marchito,
se ríe de mí, mientras escribo, todo calladito.
Arriba, en la escuela donde imparto clases,
escucho las voces de mis compañeros y sus secuaces,
se divierten organizando actividades diversas,
donde todas las personas se miran inmersas.
Los veo en una carrera en bicicleta,
cansados, llegando todos a la meta,
les hago una pícara travesura,
jalándoles las patas sin ninguna mesura.
Del susto, en medio de gritos, se me mueren todos,
despiertan, asustados al ver negro hasta el lodo.
Me preguntan qué demonios hago en ese lugar,
La Tilica no para de reír, al vernos dialogar.
La Muerte les perdona la vida y los manda de regreso,
los salva incluso, de morir atropellados, quedando ilesos.
Me mira a los ojos y me dice, seria: `Pon mucha atención´.
Mis pupilas se dilatan cual platos, cayendo en desesperación.
`Tienes una calavera más para ganar tu salida,
no cometas más errores, o tu alma correrá, despavorida,
trabajarás eternamente en este, tu nuevo hogar,
diseñándome para siempre espacios que me hagan feliz estar´.
Escucho:
Airbag / Radiohead
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