Tiempo atrás me preguntaba el por qué escribía.
Miento -pocas
veces me lo pregunté, en realidad-
porque para mí, el hecho de la escritura era un suceso común, normal, hasta que
me di cuenta que pocos eran quienes compartían la escritura, junto con conmigo.
Las fases más profusas de escritura fueron periodos
interminables, eternos, de desbordamiento creativo, desdibujando mundos,
universos, cosmos que, aún hoy, se
mantienen como semillas puestas en mi mente y en mi ser entero.
Aún no puedo concebir como las personas pasamos la mayor
parte de nuestro Tiempo no haciendo lo que amamos hacer. A veces me cuestiono
lo contrario… ¿Por qué no escribo?
Recuerdo, en analogía con la nitidez toda que guarda una
grabación de naturaleza digital, cuando descubrí que podía escribir… Una
sensación -la más hermosa y duradera
que alguna vez recuerde-
indescriptible. Fue un hecho personal, íntimo, cataclísmisco.
El don de la escritura ha representado en todos los
sentidos, la razón que me ha hecho permanecer anclado a la Vida, cuando desde
hace mucho perdí las razones válidas para mantenerme vivo.
Hoy, irónicamente, mientras la tristeza carcome mis
adentros, soy capaz de escribir de nuevo.
Escribo a todas horas, en cada instante, a través de cada
panorámica -no importa si es
natural, artificial, idílica, o cotidiana-
que penetra en mis pupilas.
En mi interior se integran las historias, se ordenan las
palabras, se suscitan los engranes que darán pie a las narraciones, que -análogamente- explicarán cada secuencia, cada instante de mi vida.
Encuentra el tiempo necesario para tornar real lo que no lo
es, lo que crece dentro de ti, lo que alimenta la parte esencial de tu espíritu. La cotidianidad y el trabajo diario te
brindan el pan que llevas a tu boca, que te mantiene con vida, pero no siempre vivo.
¿A qué me refiero?
No huyas de quien seas.
Puedes tenerlo todo, y, de repente, huir de ello, de ti mismo,
de lo que puedes llegar a alcanzar, pero a lo que das la espalda, por el temor
de cumplir finalmente tus sueños, ya que nadie te dice jamás cómo vivir con
aquello imposible que has logrado tornar real.
El Universo es -como
bien dicen- infinito, y las posibilidades,
eternas.
Imagen editada,
original tomada de la liga:
Escucho:
Clocks / Coldplay
High on the
heels / The whitest boy alive
Music in me
/ Paula Cole
Sam's Town
(Abbey Road Version) / The Killers
Behold! The
night mare / The smashing pumpkins
Father, son
/ Peter Gabriel
Alibi / David Gray
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