Considero que Mariah
Carey es una artista con un alto potencial creativo, y una de las mejores
voces que habremos escuchado.
Dejando de lado la controversia generada por su sobrestimada
imagen comercial y física, me concentro en sus álbumes, que he escuchado
durante los últimos días.
Fue una de las artistas consagradas de los noventas,
rompiendo todos los récords y generando temas número uno durante la década
completa. Sus álbumes fueron comercialmente un éxito, y su voz fue elogiada por
la crítica y el público.
Fue en dos mil cinco cuando la descubrí en una nueva faceta,
teniendo la oportunidad de escuchar ese álbum interesante llamado The emancipation of Mimi, que generó
críticas divididas.
Recuerdo que aún estudiaba la maestría, y tengo grabado en
la memoria, nítidamente, la primera vez que escuché completo el álbum. Me dejó
con un grato sabor de boca, y de inmediato lo consideré uno de los mejores álbumes
que había escuchado durante los últimos dos años de mi vida [considero que la
edad que yo tenía por aquel entonces, me permitía realizar juicios maduros y
acertados en torno a álbumes de artistas diversos]. Creyendo que era sólo idea
mía, me sorprendí cuando su proyecto fue nominado a los premios Grammy de aquel año, en la categoría de
Mejor álbum. En verdad fue un conjunto
de canciones que mostraron el talento de Mariah Carey.
Las colaboraciones, lo atrevido en la gama de géneros
musicales, la versatilidad no sólo en la voz, sino también en los matices de
los ritmos. Mariah se arriesgaba a salir de su zona de confort, de esa
plataforma comercial pop que la llevó
al estrellato durante los noventas.
Las críticas para el álbum no fueron del todo positivas, no
como lo habían sido para los discos anteriores de la cantante.
Algo similar sucede ahora con su trabajo: Me… I am Mariah. The elusive chanteuse.
La crítica le ha otorgado reseñas encontradas, pero en
general, frías. Las ventas han sido desastrosas. He escuchado el álbum. Lo he
hecho una y otra vez a lo largo de estos días.
Considero que supera en muchos aspectos a The emancipation…
El juego de voces. La amplitud en la gama de géneros
musicales es mucho mayor. Las colaboraciones son más arriesgadas, atrevidas, y
más potentes. La fuerza del álbum, en términos generales, es superior en todos
los niveles.
Este álbum ha sido un riesgo total.
Ahora que escucho las opiniones, creo que es un álbum que
logrará consagrarse sólo al paso del tiempo. Sucede algo similar que el talento
de Mariah Carey; crece y madura al paso de los años. El problema radica en su
obsesión de permanecer como una imagen hermosa, fresca y eterna. Mariah es un
claro ejemplo de que talento y belleza física no pueden crecer a la par. Su
talento supera con creces su imagen de mujer bella. Cuarenta años hablan de
toda una vida, de una serie de pasos bien dados, que le han hecho construir una
sólida plataforma.
Realizando una comparativa entre tres de sus trabajos, es
interesante observar la madurez creativa alcanzada por la artista.
Para muchos, Butterfly
es el mejor álbum de la cantante, durante la década de los noventa. Por primera
vez se arriesgó a integrar colaboraciones fuera del género pop. El sonido del
disco, la versatilidad de las melodías, el salto de géneros, entre pop,
baladas, rap, R&B, y los tonos y juegos en la voz de Mariah, deslumbraron a
la crítica.
The emancipation of
Mimi llevó el talento de Mariah a nuevos niveles. El álbum, sin embargo,
salió de los parámetros comerciales ofrecidos por los artistas más jóvenes. Por
primera vez pudimos escuchar a una mujer madura, derrochando su talento, en los
inicios de una fase exquisita de añejamiento.
Finalmente,
Me… I am Mariah. The elusive chanteuse es la consagración
de una nueva etapa creativa, donde, lo menos que podemos esperar, son temas
comerciales.
El meollo del problema, radica en que, tanto cantante, como
público, se hallan obsesionados con encontrar una artista que mantenga la
frescura de los noventa –incluyendo su
belleza física–, y dé la espalda al
riesgo y a las nuevas propuestas maduras de ritmo y sonido.
Mariah Carey –como
productora de sus más recientes álbumes–
toma sin dudarlo las decisiones más arriesgadas, los caminos más alejados de la
directriz pop, pero como mujer, es incapaz de aceptar que la imagen que ha
sembrado en su público debe modificarse y acoplarse a su realidad: nos encontramos ante una mujer madura,
que debe saber cómo encarar el lento proceso de envejecimiento.
Finalmente, lo único que he visto en su último álbum ha sido
un derroche impresionante de talento y ritmos. Si anulamos la portada del
álbum, estaríamos hablando –seguramente– de un digno contendiente a mejor
álbum del año, del dos mil quince.
Escucho:
Make it look
good / Outside / Fourth of July // Mariah Carey
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