Ouroboros, el mejor álbum de Ray
LaMontagne.
¿Por qué de la afirmación?
Nos ha conmovido desde la primera
escucha.
In my own way, nos ha arrancado las lágrimas. Así, no más.
Las guitarras son
estruendosamente sublimes. Esa Fuerza, que cala el alma, que atraviesa al
espíritu. El eco angelical de las voces, desdibujadas en los coros.
Y esa maldita sensibilidad. No
existen palabras para describir… ni corazón que lo soporte.
LaMontagne nos ha arrojado una tromba emocional, una tormenta
apocalíptica, encerrada en un puñado de ocho melodías, divididas en dos ciclos,
cual transición diurna-nocturna, sin avisarnos siquiera, sin tener compasión de
nuestra ignorancia.
Si antes lo consideraba como un
cantautor manufacturado de Talento puro, hoy me retracto. Es de los pocos
escritores de canciones que es capaz de capturar, de encerrar un instante de
Vida en poco más de ocho minutos. Extraordinario don.
Hey, no pressure, reza, mientras el resto de nosotros morimos de
melancolía y tristeza infinita mientras derramamos las lágrimas que la tormenta
emocional tras la catástrofe, nos ha dejado. Tromba de sentimientos, cuyo
autor, desalmado, nos ha lanzado, sin piedad alguna.
Ciclo interminable de
incertidumbre y de dolor, que representa vivir esta simple Vida.
Visual, y musicalmente, esta
travesía de cuarenta minutos de duración, me ha transformado, de maneras que no
puedo describir aún.
La última vez que esto aconteció,
fue tras escuchar el álbum de LaMontagne, Trouble.
De vuelta al inicio de todo…
Imagen que abre nota modificada digitalmente, original tomada de la
liga:
Imagen segunda, tomada de la liga:
Escucho:
Part one: While it still beats | Ray LaMontagne
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