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martes, 25 de octubre de 2016

Un mural...

Ese mural ha sido un compañero de viajes.
Afortunado fui desde el momento que arribó a mi vida.
En él encuentro la primera vista al despertar, me recuerda aquellas formas sensuales y hermosas que deleitan la pupila. La razón que me hizo decantar por el Espacio, en vez de las Letras o la Música. En esta última no soy bueno. No hallé manera de seducir a la Dama de los Sonidos armoniosos. No pude seguirle los pasos raudos de su movimiento grácil. Decidí enamorarme de los momentos y los ritmos empedrados, congelados. Esas pautas pétreas detenidas para una porción de Eternidad, y establecer un tórrido romance con esas texturas, esas formas, encontrando cualquier oportunidad para utilizar la narrativa, y contar experiencias, compartir delirios, espaciales, naturales, humanos…
Esa panorámica ha sido una pieza importante en mi existencia. Ha visto mis metamorfosis periódicas, en la búsqueda por las razones para mantenerme activo. Por hallarme y sentirme vivo.
Adicción a los colores ocre. A los atardeceres.
Vistas, colores, pinturas, pinceladas, trozos de Arte.
Ensoñación pura.
Miles de sueños, docenas de proyectos.
Y un amanecer más para diseñarlos, para trazarlos.

Escucho:
The A Team | U.N.I. || Ed Sheeran

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