Así comienza un dibujo. Con una
idea, con un trazo. Un sencillo boceto.
Dibujar me permite mantenerme
activo, sereno, enfocado. Transformando las ideas en elementos materiales, que
puedan ser observados, palpados, comprendidos.
Si la mano pierde o no su fuerza
y su capacidad de bocetar, es algo
que continuaré ignorando, mientras los trazos aún emerjan de aquella Libertad que habita entre mis dedos al
tocar el lápiz, que me inspira, me emociona, me reconforta.
Imaginar se encuentra dentro de
nosotros. Como arquitecto aprendí
que las ideas nacen de nuestro ser, de la parte más profunda e íntima de
nosotros. De nuestro mismísimo espíritu.
Cada personaje creado, posee en
su alma, una valiosa lección al respecto. Se trata de narrar, más que de crear
o dibujar, la verdad implícita en el Cosmos, que habita en lo más recóndito
de nuestro ser.
Escucho:
Never on the day you leave | John Mayer
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