El día que nos conocimos, tu
padre fallecido atravesó mi corazón con un mensaje dirigido a ti, en una noche quieta.
No tengo palabras para agradecer
lo que encontré después: tu persona,
a un costado mío.
Y esa sonrisa.
Después de pensarte tanto, sólo
quiero decirte –o más bien– desearte:
`Que el Sol que brilla desde lo alto del Cielo, comparta su calor
eterno, con tu corazón.
Que la Luna que navega en la profundidad de la Noche, guíe tu espíritu
a puerto seguro.
Que las estrellas sean incontables, como incontables las bendiciones
que Dios tenga preparadas para inspirar a tu sonrisa.
Que las aguas de la Tierra alimenten la Vida de la superficie
terrestre, como tus emociones bravas, pero pacíficas, trastocan a quienes te
han conocido.
Que la Luz entre por tus pupilas sólo para recordarte que la Oscuridad
aparece si permites apagar tus anhelos y tus deseos de mantenerte vivo en todo
sentido.
Que tu familia viva y prospere en Espacio
y Tiempo, y se convierta en los
cimientos sobre los cuales construyas una herencia que trascienda tus más grandes
y épicos recuerdos.
Que las personas que has perdido se conviertan en acompañantes
inmateriales, pero presentes, que te recuerden la esencia de tu Vocación y lo importante que has sido –y
eres– para quienes permanecen a tu lado.
Que los colores del Mundo sirvan de lienzo perfecto para ayudarte a
convertir tus sueños en las realidades más hermosas jamás imaginadas, y
materializadas, que sirvan a otros para encontrar razones de existencia que
hayan perdido por Dolor y Sufrimiento, o simple hastío.
Que tus recuerdos más nobles habiendo sido un niño, se mantengan como
la directriz de tus pasos, hacia un Destino que te lleve por las aventuras más increíbles,
divertidas y enriquecedoras, que logren mantener riendo a tu corazón en juventud
eterna.
Que te cruces sólo con abrazos, sonrisas, palabras que sanen desde lo
más profundo, cual joyas preciosas con las que puedas enlazarte un collar
personal e íntimo, con el que vistas y te acompañe en tus momentos más
elegantes, y humanos.
Que Dios –finalmente– te permita caminar a su
costado cual Padre lleno de Amor, y del otro, con quien más ames en esta
travesía llamada Existencia humana, para poder crecer, reír y llorar siempre
con una lección espiritual implícita en tu Vida.
Y, cuando volvamos a encontrarnos, hayas sido feliz y pleno, y nos
obsequiemos un abrazo y un beso, y compartamos una sonrisa, por absolutamente,
todo lo vivido.
O mejor aún, reiremos juntos por el camino jamás haber dividido´.
O mejor aún, reiremos juntos por el camino jamás haber dividido´.
Escucho:
I´m not running | Vertical Horizon
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