Me agrada salir a caminar minutos
antes del amanecer.
El Silencio que reina en las calles, es un respiro que no sólo relaja
a los pulmones, sino al alma entera.
El despertar de la ciudad es un
pausado inicio en bostezos urbanos, que da prueba de vida –una vez más– de la
existencia humana en sociedad.
Los incansables y eternos
movimientos de esas piezas pequeñas, a la lejanía, similares a las células de
sangre que circulan en medio de las venas y los capilares, recogiendo y
distribuyendo partículas, esenciales para la Vida colectiva.
Me gusta mirar el brillo tímido
de un Sol naciente, que despierta a regañadientes, para habitar de nuevo aquel espacio infinito, surcado por trazos de
veredas, calles, carreteras y contornos de pueblos y ciudades que, en cuestión de
horas, le habrán quitado toda Tranquilidad y Paz consciente.
Me agrada despertar antes del
ajetreo humano, para sentirme sereno por un par de minutos, contemplando la
esencia del Amanecer, mientras la Luna, con su Luz menguante, se despide, al
igual que el viejo amigo que te ha acompañado por un largo y difícil trayecto
en tu camino.
Me agrada salir a caminar minutos
antes del amanecer.
Mientras el perro mira extrañado,
mi cara de idiota.
Él sólo quiere ir al baño…
Él sólo quiere ir al baño…
Imagen tomada del sitio:
Escucho:
Something to lose | James Supercave
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