Moverse sin viajar
Siempre me gustó caminar.
Es una actividad que realizo desde la adolescencia.
Durante la Preparatoria, caminé de vuelta a casa todos los
días, durante tres años. No existía transporte directo a casa, y transbordar me hubiera requerido más
tiempo.
Caminar ha sido una manera de percibir, de vivir el Mundo, y construir mi propia Percepción de él.
Ya como arquitecto, viajé a muchos sitios de México, y en ellos, caminé a cada uno
de los destinos que los recorridos, definieron. Muchas de las ciudades más
hermosas que he visitado, las he recorrido a pie.
Saliendo, temprano, a la luz del Sol de la mañana, y regresando
al atardecer, cuando la Luna asoma al horizonte.
Aún recuerdo la última travesía, recorrida a pie, ya
enfermo, obteniendo un severo daño en las plantas de mis pies, del que me tomó
meses, recuperarme.
Eso me hizo preguntarme si podría regresar a caminar largas
distancias.
No he vuelto a salir de viaje, desde entonces.
Caminar fue la actividad que me ha llevado a recuperar la Salud, desde hace apenas tres años
atrás, cuando el perro que adopté, Remiel,
me inspiró a salir antes del amanecer, y escalar el cerro cercano, en un
recorrido por veredas antes desconocidas, llegando a sitios hermosos, para
mirar al Sol aparecer por sobre la ciudad entera.
Caminar me ha permitido recuperarme del Dolor intenso de la relación amorosa más reciente, en mi vida.
Han sido muchas las personas que he encontrado a lo largo de
las caminatas, en la falda del cerro, en los límites de la ciudad. En la ciudad
misma.
Un considerable tiempo del día, de la rutina, está destinado
a caminar.
Antes no pude hacerlo, por la Obligación que representaba tener un trabajo institucional.
He reflexionado muchísimo a lo largo de los recientes años,
sobre lo que enseñamos en las instituciones educativas universitarias.
Enseñamos todo lo relacionado con las `herramientas técnicas
y de saberes´, necesarias –según nosotros– para una vida laboral exitosa.
Pero no enseñamos a caminar… a dedicar tiempo para caminar.
Todo es Vértigo y Velocidad, La Vida se trata de ir
deprisa, porque no hay Tiempo más
que para trabajar, aprender, ganar Dinero, gastarlo, y volverlo a ganar, porque
la Vida se nos va… Porque el Reconocimiento
y el Éxito, no esperan a nadie.
Caminar me ha enseñado que la Pobreza no tiene que ver con la Carencia
del recurso monetario, más bien con la falta de Escrúpulo, Consciencia y
valores.
Pensamos estúpidamente que el Mundo es aquello que
alcanzamos a ver desde nuestras `ventanas
sociales´, desde la recortada vista que nos ofrece la oficina, el aula de
clases, o la ventana de nuestro `hogar´, separado del resto de la colonia, de
la ciudad… y del Mundo.
Estamos separados –cada
uno de nosotros, como individuos– de
nosotros mismos, a la par que del Universo que nos contiene.
Si enseñásemos a caminar, conoceríamos la verdadera Realidad de nuestro contexto: las
personas que habitan, intentan
subsistir, o las peculiares circunstancias de seres humanos, que hacen lo
necesario para obtener una Vida digna.
Los parajes, las panorámicas, las rutinas tóxicas y contaminantes que realizamos,
y que asesinan a nuestras ciudades, a nuestras sociedades, no sólo de manera física, sino social, económica, e
incluso, Ética.
Caminar me ha permitido respirar profundo, cerrar los ojos,
detenerme un momento, tomar Consciencia,
y preguntarme hacia dónde anhelo caminar, no me refiero en física dirección,
sino como Destino último, como Misión humana.
No sé cuántos kilómetros haya recorrido a pie, en mi vida,
pero estoy seguro de que, si por cada uno de ellos, pudiera brindar un abrazo a
todas las personas que amo, sería dolorosamente consciente de lo poco que me he
tomado el Tiempo de amar a la gente, porque me sobrarían abrazos que dar…
Pero entonces, invitaría a todas las personas a caminar, y
quizá yendo juntos, a pie, fuera de todo contexto vano y superficial, aprenderíamos a amar incondicionalmente todo aquello con lo que nos encontremos en
nuestros caminos.
Escucho:
Toy:Box | Album by David Bowie
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