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domingo, 16 de diciembre de 2012

Sobre ese viaje inesperado... [Tercera parte]


`La belleza es aún más difícil
de explicar que la felicidad´.

Simone de Beauvoir

Ni siquiera he mencionado el importante hecho técnico, que definió visualmente la propuesta de El Hobbit: haber sido grabado para tercera dimensión, con una tecnología que propone cuarenta y ocho cuadros por segundo, lo que dota a las imágenes de un realismo interesante, que golpea al cerebro con una fuerza descomunal. Los colores, el detalle de las imágenes, el manejo de la luz -casi como un personaje más del relato-.

Gollum -inclusive- gana un monólogo visual consigo mismo, donde uno se sorprende de la innovación tecnológica alcanzada por la mente y la visión de Jackson.

Los valores, la búsqueda de la individualidad y de la entidad colectiva como sentido para la existencia. La desconfianza, el temor, la ira y el rencor, como cánones de Belleza inconscientes dentro de una tierra ficticia, inexistente físicamente -hasta ahora, que ha sido recreada con creces-. El origen de la maldad que ha crecido y se ha desarrollado dentro de nosotros.

Ahora entendemos el verdadero significado de la lucha de la que fuimos testigos en El Señor de los anillos.
Todo comienza con la pérdida. Con esa circunstancia de mirar destruida la base existencial que le da sentido a nuestra existencia.

En medio de esa pérdida, y de la serie de sentimientos y emociones que se arremolinan dentro de ella, podemos hallar a un mago, trece enanos, un mediano, y cientos de personajes [animados e inanimados, pero animados], que bien pueden ser referencia de todos los elementos que llevamos dentro. La Sabiduría, la Identidad (con toda la gama inútil de sentimientos relacionados), y la Fortaleza oculta en uno mismo, en cada uno de nosotros.

El viaje no es visual. Mucho menos narrativo. No se trata de una innovación tecnológica. Quizá para nada sea un retrato filosófico y moralista.

Es una travesía, cuya principal fortaleza será inspirar en cada espectador, esa serie de valores humanos, que le definan como la persona que se es, como parte de una tierra donde consideramos que todo tiene que ser visual, perfectamente narrativo, innovador tecnológicamente, y filosófico o moralista.

Al final, lo humano, nació desprovisto de todos esos elementos, pero son hoy, irónicamente, los que necesita para ser considerado como algo de valor, entre nosotros.

Poster tomado de la liga:

Escucho:
Priest / Christopher Young

Sobre ese viaje inesperado... [Segunda parte]

`La práctica debe siempre
ser edificada sobre la 
buena teoría´.

Leornardo Da Vinci

Quien espera encontrar el hilo blanco en esta nueva historia, absténgase de criticar la propuesta.
En verdad no existen innovaciones narrativas, o del relato, o nuevos elementos del universo fantástico de Tolkien que no hayamos visto ya.
Ése es -considero- la fortaleza de la historia.
Opuesto a esto, venos trucos viejos usados por personajes en cada una de las partes de la saga anterior. ¿Qué sucede, entonces?
Como escritor, deseo comentar que es parte del universo narrativo. El error más grande que la gente comete es separar el mundo cinematográfico, del mundo literario. Juzgar la propuesta de Jackson, desde un lenguaje completamente cinematográfico es una falta enorme, insalvable, idiota.
El formato de Tolkien es cien por ciento literario. Eso significa que aspectos como el Tiempo, la complejidad psicológica, y la seriación y consecuencia entre los hechos definitorios de la trama, corren a una velocidad lentísima. Son parte indispensable del universo que ha creado.
Crear una historia con estas características, toma más de treinta años -como mínimo, calculado torpemente por un escritor que ha llevado la Literatura dentro de su mente y corazón, y no ha cumplido siquiera los cuarenta años al momento de escribir esta nota-. La complejidad es tal, que toda una vida de imaginación y escritura, apenas y son suficientes para esbozar todo un mundo con características y vida propia, capaz de quedarse anclado en nuestro subconsciente por lo que reste de nuestras vidas, como simples lectores.
En la primera parte de la nueva saga de Jackson, podemos ver cómo los personajes han ganado la fuerza, el coraje, la presencia histriónica y el poder narrativo que los llevó al relato que ya conocemos. Un punto más para el director al decidir quedarse a materializar este proyecto. Este rubro lo tenía salvado desde el principio.
¿Qué encontrar de nuevo, entonces?
Las mentes más abiertas a la consciencia son quienes descubrirán los nuevos elementos de la narración.

Poster tomado de la liga:

Escucho:
The eraser / Thom Yorke

Sobre ese viaje inesperado... [Primera parte]

`La historia de los hombres
es un instante entre dos pasos
de un caminante´.

Franz Kafka

The Hobbit: An unexpected journey, no es El Señor de los anillos. Punto.
Con esta premisa inicio la presente nota.

La propuesta cinematográfica de Peter Jackson, tras haber atravesado una serie interminable de obstáculos, ve finalmente la luz.
Hay mucho por decir. Seré lo más objetivo posible.
El trabajo de diseño de fotografía y de calidad visual es por demás impecable. Peter Jackson consigue en sólo algunos segundos, introducirnos de nueva cuenta a la Tierra Media, con toda la gama de elementos fantásticos que conocemos. La batuta de Howard Shore, en el eslabón Música, magnífica.
Concuerdo en algo: la trama no posee la complejidad y riqueza de la saga de The Lord of the rings. Si ustedes van con la idea de competición en este rubro, saldrán de la sala profundamente decepcionados.
La historia cuenta con sus circunstancias narrativas propias. No se trata de superar lo ya hecho. Las historias son completamente diferentes, una con respecto a la otra. Lo único que las une es la presencia de cierto objeto diminuto que comúnmente se utiliza colocado en el dedo medio o anular.
Jackson se siente profundamente relajado narrando esta primera parte de su nueva saga. Lo hace con una naturalidad inaudita. Sabe lo que está haciendo, y lo hace muy bien.
El trato de los personajes -no me refiero a su parte visual y características de forma, apariencia, distintivos- se encuentra trabajada al más mínimo detalle. Jackson es de los pocos directores cinematográficos capaz de traducir la complejidad psicológica y existencialista de personajes creados por el genio de la talla de J. R. R. Tolkien (no seamos tan optimistas, este rubro le costó una narrativa sumamente lenta y aburrida en la primera parte de su saga anterior, lo que alentó considerablemente la velocidad de la historia). Ahora todo es diferente. Considero que la existencia de Galdalf es el secreto para salvar semejante obstáculo. Su sola presencia -celebro y admiro profundamente la presencia de Ian Mckellen- ha dotado a la trama de un salto cuántico en cuanto a la necesidad de presentar a cada personaje, con todo el cúmulo de características de personalidad y conducta necesarios. Mckellen logra compartir lo que está por venir en este tópico, al iniciar las primeras imágenes en pantalla. Instintivamente, uno sabe que el convocante de la travesía es él, y él carga con la responsabilidad del relato que está por sucederse. Una vez que nuestro cerebro ha procesado esta información, estamos listos para iniciar ese viaje, inesperado.

¿Qué no existen innovaciones en esta nueva historia? ¿Qué se trata de más de lo mismo?
Desde luego.
Ésa es la idea.

Poster tomado de la liga:

Escucho:
Maybe tomorrow / Stereophonics