Si os contara todo lo que hubo detrás de ese angosto espacio que albergó durante cuarenta y ocho horas una de las experiencias más creativas y alucinantes.
Ahora que miro sólo en imagen ese espacio, cargado de irreverencia, vienen a mi mente todos los momentos vividos para hacerlo posible. Cerca de doce meses costó hacer este sueño realidad. Sólo un viaje a Poza Rica, Veracruz, tres acompañantes maravillosos, mi padre, y yo.
Como os dije en el discurso de inauguración, parece que los meses no han transcurrido, y el Tiempo ha sufrido una especie de metamorfosis donde nada transcurre como normalmente transcurría…
¿Algún día podré volver a vivir la Realidad como antes lo hacía?
Un escenario… Una organización espacial… Simple mobiliario… Luz. Sonido.
Definitivamente la conjunción de los elementos es lo que hace posible su final resultado… y la experiencia de vivirlos.
A sólo horas de iniciar teníamos nada, a la vez que todo. En sólo setenta minutos todo el acontecimiento tomó forma y lugar en frente de mis ojos.
Bastó sentarnos, mirarnos, y descubrir que el Mundo es posible cuando así lo decidimos. Cuando descubrimos que el actuar conjunto es la meta esencia, y la llave que cumple todas las vivencias.
Dos veces miré ese mismo escenario antes de materializarlo.
Cinco días me encontré inmerso en la locura y en la irreverencia de un suceso que cambió mi visión de maneras inimaginables.
Meses y meses me llevó construir en mi mente la pintura al fresco de la escenografía que hoy retrato, y que veo grabarse para siempre en el lienzo de las memorias, ésas que definen tu existencia en cientos y miles de maneras.
Y ahora, mientras relato esta historia y escribo las líneas que definen esta nota, sólo me queda confiarles que me preparo para la siguiente vivencia que ose dirigirse en esta dirección. No sé qué me depara el mañana.
Fotografía: [superior] por J.E.Franco / [inferior] tomada del sitio Facebook `Fotos de ENADII México´.
Escucho: Time / Hans Zimmer
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