Escuchando el más reciente álbum de John Mayer –uno de mis guitarristas contemporáneos favoritos–, encuentro que la madurez y seriedad
musical han tocado el alma de este joven, quien se ha volcado por completo en
el folk y el country, en sus dos últimos proyectos.
Iniciando un proyecto de beneficencia, ha quedado atrás en
su Música la jovialidad y
despreocupación de álbumes como Heavier
things, o Battle Studies, con esa
guitarra eléctrica jugando con nuestras sensaciones y percepciones.
Ahora, Mayer apuesta por la seriedad y el sello cultural de
su país, para entregarnos dos álbumes que presentan continuidad en la temática
y el concepto, con guitarras acústicas como herramientas esenciales, aunque el
toque electrónico se desdibuja de nueva cuenta en Paradise Valley.
Como sea, se extrañará la irreverencia musical de su
guitarra, y esos solos actuales, serenos, armoniosos y despreocupados, que lo
caracterizaron. Por ahora, el guitarrista se encuentra concentrado en una serie
de conciertos a lo largo de su país, destinando un porcentaje de las entradas
de dichas sesiones, a programas de beneficencia creados por él mismo.
En esta fase, la Música de Mayer se ha anclado con mayor
fuerza a la memoria colectiva estadounidense, dejando en segundo plano el
alcance internacional.
Sucede algo similar con el ex-vocalista de The Police, Gordon Matthew Thomas Sumner, alias Sting, quien se encuentra a punto de publicar un proyecto musical
sumamente personal e inglés, centrándose por completo a la memoria colectiva de
su país de origen.
Finalmente, la Música de estos dos artistas destacados, se
aferra a las raíces de sus respectivas tierras, como prueba de sus riquezas
culturales y sociales.
Imagen tomada del
sitio:
Escucho:
Dear Marie
/ I will be found [Lost at sea] // John Mayer
Así es.
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