Descubrí que el espacio que es
urbano, a pesar de no ser prehispánico, tiene Magia y Encanto. Lo artífice,
esas vistas grises, magnas, fuera de toda escala si las comparas con la altura
de los árboles y el hermoso tono azul del cielo, tienen cabina en la realidad.
El recorrido es el medio por el
cual aprendí a vislumbrar la coexistencia entre universos grises y verdes. El
agua, su suave sonido al fluir en su cauce natural, enmarcada por residuos
urbanos e industriales.
La premisa fue la coexistencia
entre lo citadino y lo natural, a través de la intervención del espacio,
teniendo al recorrido como principio base de diseño, acompañando de panorámicas
naturales y urbanas, que reflejan el residuo industrial de lo que alguna vez
fue, y lo que puede llegar a ser cuando aprendemos a respetar los entornos que
nos rodean y definen.
Las altas estructuras de acero
compiten contra la grandeza de los árboles, mientras las veredas grises
asfaltadas, como padres responsables, guían a las veredas peatonales, que se
internan en medio del espacio, todo él abierto y transitable, ameno, sincero y
amigable con la persona que camina, con las aves que sobrevuelan, y con los
valores culturales de una ciudad que al final del día ha conseguido que me
enamore de ella.
Escucho:
Rapture / Blondie
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