Por estos días de –por fin– merecido descanso, nos encontramos desempolvando la consola
digital, y escuchando nuevas propuestas y alguno que otro álbum que se
adquirió, pero que permanecía en la carpeta de X-pendientes secretos.
Tres de ellos dan forma a esta
nota esta tarde. Comenzaremos con el genio y el Limbo de la cabeza creativa de Radiohead
–de quienes hemos estado hablando mucho estas últimas semanas–. Thom
Yorke nos deleita mientras escribimos, con ese proyecto bizarramente electrónico llamado Tomorrow´s modern boxes, que lanzara al
vacío, envuelto en la marca "independiente", al océano de internet.
Con sonidos sintetizados y
completamente abstractos, nos entrega
un puñado de sólo ocho canciones, que aún espero poder conseguir de manera
física algún día antes del Fin del Mundo. La reseña de este proyecto se resume
en la ocasión que viajé con mi hermano a aquella lejana Peña de Bernal, acompañando un trayecto del viaje en automóvil, con
esta colección de disfuncionales digitales
melodías, inspirándonos una relajación impresionante, que casi nos hace cruzar
este plano de existencia, al siguiente, lo cuál –pensándolo bien– no se
antojaba una mala opción.
Álbum tras álbum, por fin nos
hicimos del reciente proyecto comercial de su banda, Radiohead, llamado A moon
shaped pool, que, en su primera vuelta por nuestra consola, nos ha parecido
más que interesante y extremadamente cuidado, exquisito, casi perfecto. Esa
última melodía, el intento de llevar al Estudio de grabación, la magia
incontenible de True love waits, es
quizá el detalle que nos ha hecho caer del castillo de naipes en el que
volábamos al escuchar el álbum. Si Kid A
se caracterizó por esos sonidos de vientos, impresionantes y repletos de
una Fortaleza indescriptible, In
rainbows por haber transformado los acordes de la guitarra en la sólida
base de estructuras musicales llevadas al cielo, A moon shaped pool es un delicado canto repleto de cuerdas hermosas
y coros materializados en susurros, cortesía de la maquinaria creativa de York,
Greenwood y Godrich. Tres vueltas
y ya lo tenemos en el tercer lugar de álbumes de esta banda, superado sólo por In rainbows y Kid A –desde luego–.
Finalmente, ha sido Garbage, otra adquisición dentro del
último paquete físico de álbumes que hemos obtenido, y que nos ha sorprendido y
dejado satisfecho tras la primera ronda de estas once memorables y ruines
melodías, que rememoran a aquellas raíces alternativas y deprimentes que nos
conmovieron en ese lejano mil novecientos
noventa y cinco, en su álbum debut: G.
Por lo pronto, nos sentimos identificados con
los acordes y coros de cortes como Empty
y Magnetized, que contienen toda la
esencia decadente de esta banda, que apuesta en su trabajo por distorsiones,
ambientes oscuros y lentos, coros y voces casi susurrantes, que por momentos
consiguen transportarnos a esa contradicción impresa en Version 2.0.
Pasaremos los siguientes días
deglutiendo a detalle estas adquisiciones, ahora que –brevemente– tenemos
cierto tiempo “libre”.
Escucho:
If I lost you | Garbage
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