Quién lo diría.
Diez años.
Una década de existencia virtual.
En Enero de este dos mil dieciséis, nuestro espacio
digital: Architectiak, cumplió diez
años.
Nos encontrábamos ocupados
lidiando con una afección de Salud que nos ha mantenido al filo de la intranquilidad, que decidimos dejar pasar la
fecha. `Ya habría tiempo de celebrar´, dijimos.
Meses después, hemos caído en
cuenta.
Este espacio se ha mantenido
activo durante todos estos años. Es el proyecto más largo que jamás hayamos
gestado y mantenido con vida.
Como todo, mucho ha cambiado
desde el lejano inicio. Hemos dejado de escribir, de diseñar y construir. Hemos
abandonado la organización y la participación pilar en nuestra entrañable licenciatura, que tuvimos la
oportunidad de rediseñar. Dijimos
adiós a la institución disciplinar donde participamos por más de catorce años. Nos
arriesgamos a adoptar un deporte, cuando nunca jamás lo habíamos hecho o
considerado siquiera. Nos mantenemos trabajando en la investigación y acción metafísica –pese a todo pronóstico nuestro–.
Formamos parte de un programa académico basado en las Artes. Vaya, hasta los géneros musicales y literarios que solíamos tener
como favoritos, se han transformado.
Cuando se generó la idea en
nuestra mente de integrar un Estudio, nos quedó claro que no se trataba de una
empresa, o una institución académica o profesional. Fue una especie de
plataforma, de matraz de
experimentación creativa, donde
pondríamos todas las ideas, los experimentos, los proyectos que –como arquitecto, irónicamente– sabíamos que no desarrollaríamos,
para dejarlos proliferar donde sea.
Hoy, diez años después,
continuamos en la lucha, siendo cada vez menos arquitecto de profesión, para
convertirnos en arquitecto de Vida.
La responsabilidad es mucho
mayor. Nuestra propia existencia se encuentra en juego.
Tomándome unos días, tras meses y
meses complicados y sumamente oscuros, nos sentamos a escribir, para dar forma
a esta imagen, y nota. Finalmente el papel
tapiz número diez salió al aire.
Considero que –a pesar de los años, las complicaciones
y todos los conflictos– no hemos
perdido –aunque a veces lo pareciera– el espíritu que un día dio luz a este proyecto: imaginar, cual niño.
Continuamos aferrados a la
libertad de soñar, de lograr todo aquello que se piensa y se anhela. Nos ha
costado pérdidas y más sacrificios de los que nos gustaría confesar, pero
seguimos en la línea. No sabemos cuánto nos tomará levantarnos de donde hoy nos
encontramos, pero no nos detendremos. Nuevas direcciones y proyectos vendrán, y
continuaremos enrolándonos en planes y en génesis de ideas que años antes no
hubiéramos tomado como posibilidades.
Los intereses se han transformado,
han mutado, como nuestro cuerpo al
mostrar una afección que no deja ver atisbo de claridad. Pero el espíritu de
búsqueda, permanece.
Gracias a quienes han estado, a
quienes se han marchado, también a quienes han traicionado, han dañado, a
quienes han creído, quienes han colaborado, ayudado a dar forma a los sueños guajiros. Gracias a quienes vienen y
van, a quienes nos dejan entrar y a quienes nos piden que salgamos.
Agradecimiento –sobre todo– a quienes, a través de los años, nos han leído. No soy de los que
comparte lo que es como persona, de manera presencial y pública, más bien a
través de las palabras escritas. Y qué mejor que un diario digital, abierto.
En él hemos narrado todo cuanto
acontece.
Y nos da gusto mirar que –una década después– permanece con nosotros, a pesar de absolutamente todo.
Seremos fieles a las metas y los
sueños. Si ellos han estado a pesar de las tormentas y la oscuridad, vale la pena soplar a las nubes en busca de la
luz del Sol.
Gracias a mi hermano, y a ese
disco que un día puso en mis manos y oídos: Amnesiac. Por él el nombre y concepto de este espacio.
Gracias por la inspiración y el
apoyo, en todo sentido.
Post data:
Por cierto, puedes descargar el wallpaper número `Ten´, aquí.
Escucho:
Life in a glasshouse (Full Length Version) |
Radiohead
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