Caminar a lo largo de la vereda que lleva a la montaña, filo de piedra a través del cuál brilla la primera línea del Sol que amanece, me hace reflexionar sobre lo que siento dentro…
¿No era cierto que el corazón latía normalmente cuando miré todos aquellos paisajes hermosos que a otro corazón hubiese arrancado el aliento desde dentro?
No me queda claro si mentí cabalmente, o sólo fui capaz de engañarme a mí, y a todos quienes me conocieron.
Las noches bañadas en Azul Profundidad, tiñeron el filo de la ventana de mi habitación de una tonalidad hermosa que ignoré simplemente cerrando la persiana en las noches grises repletas de Melancolía. Me ignoré a mí mismo y a mis sentimientos, hundiéndonos en las páginas de un libro cualquiera, en todas esas noches quietas.
Y te amo.
Evité mirar de frente a los ojos de cada circunstancia que me inspiró a respirar profundamente y ser consciente de que siempre hubo algo más grande que yo dándole sentido a mi vida.
Cobarde estómago insensible, haciéndose el fuerte, para no sentir los efectos de aquella emoción que bañó el ambiente, y que hacía temblar todo alrededor, pero de la cuál salí campante, regio y sin lágrimas o Dolor latiendo dentro.
¡Qué estúpido fuiste al creerlo!
Imágenes al dormir, que trajeron a mi alma genuinas muestras de ese sentimiento que transforma existencias, que cambia personas, y que modifica perspectivas, y que dejé pasar de largo para centrarme en dejar a mi cuerpo descansar después de un día rutinario y nada extraordinario.
Y te amo.
Toda la Cotidianidad de repente dejó de tener sentido cuando acepté haber sido asaltado por este cúmulo de sensaciones que recorren los mares interiores de mi ser, y que de nada sirve reprimir, ignorar o negar, moverse dentro.
Ahora transito paulatinamente las banquetas de la ciudad, y en ellas siento los antiguos pasos de las personas valientes que se atrevieron a amar sin ser correspondidas. Voces quedas y perdidas, cuyos ecos continúan aleteando en la lejanía, repitiendo suavemente las líneas de poemas dedicados a amores ocultos, olvidados, perdidos o negados, y cuya fuerza aún arranca las lágrimas de quienes escuchan con el corazón entregado al Vacío o al Olvido.
Y te amo.
Las noches y el brillo interminable de las estrellas miles, ahora me parece insoportable, al encontrar en la superficie de la Luna, un lienzo blanco teñido de emociones encontradas, a través de la distancia, del Tiempo compartido gracias al Sufrimiento de tenerte cerca, pero lejos.
El agua quieta del borde del Mar acariciando el acantilado, me parece hoy la manifestación divina más bella, que refleja la Paz que experimento antes de la tormenta de saberme hundido en el Amor que sé, tú inspiras, porque habitas dentro del Espacio de mi ser, un ser antes ruin y solitario, y hoy marchito.
Y te amo.
Te amo como confesión prohibida que me negué a mí mismo durante toda una vida.
Acepto aún con culpa la existencia de este sentimiento dentro, que descompone todo Orden —o su intento— y que destruye los años de negación que definieron lo que pensé, era la Dirección y meta a la cual llegar, y que representaba el último Destino.
Y te amo.
No puedo siquiera escribir una carta dedicada, sin que mi Razón entre en conflicto con el corazón, iniciando la batalla interminable que alumbra el insomnio que dibuja cada noche de un descanso que no acontece, y que lastima.
Porque aceptar que te amo no cambia nada.
Sólo hace más dolorosa la Vida, más anhelada la Muerte, y más hermosa la Lluvia.
Y sí, es verdad.
Te amo.
Imagen tomada de la liga:
Escucho:
I love you | Billie Eilish
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