La Vida se vive de infinitas maneras.
Yo la vivo desde el estómago.
Déjenme explicar la idea.
No se trata de comer para sentir Placer, o ser pleno al sentir el
estómago a punto de reventar, para después volverlo.
No.
Se trata de darle significado al momento.
Verán.
Un amigo me invitó a que saliéramos para charlar, y comiéramos
tacos.
Pero yo no quería comer tacos con él. Deseaba tomar el desayuno,
porque con una pareja de buenos amigos como tacos.
Con quien fuera mi pareja comía pizza, y así se me va la Vida.
Con cada persona encuentro sentido a la relación, a través de la comida.
No se trata siquiera del Espacio, es decir, esa peculiar Obsesión
que –como arquitecto– me domina, y que se trata de habitar
los sitios, desde las sensaciones corporales y estéticas, no.
Se trata de brindarle sentido al instante compartido a través de las
composiciones, texturas y sabores de aquello que nos acompaña, mientras
intercambiamos ideas y pensamientos, gracias a la plática personal y fluida.
Extraña experiencia, que consiste en recorrer las vivencias
gastronómicas, y reconocer en sus personalidades, la esencia de
todas y cada una de las personas que estimo dentro de mi individual contexto.
Hay con quienes como chiles en nogada, hamburguesas, pastes,
postres o chocolates calientes, hasta con quienes disfruto pambazos,
pan de muerto, tamales o roscas de reyes.
Así es. Ese es el punto. Existen personas que nos encontramos, como
meteoros en constante movimiento, coincidencia cada ciclo o final de órbita,
para retroalimentar el andar de todo aquel viaje que hemos emprendido, y que
nos lleva a reencontrarnos periódicamente, de formas expectantes y anheladas.
Hay con quienes tengo la fortuna de concordar en el ámbito cotidiano.
Cada platillo representa un Tiempo, un Espacio, y una huella
humana diferente, única, diversa.
Con cada persona con quien se sale a tomar un desayuno, comida o cena,
se encuentra un compañero perfecto, que, sin importar la Geografía de la
ciudad que habitamos, nos comparte todo un contexto conceptual, del que
comenzamos hablando, para profundizar y llegar en cierto punto, a aquellos
temas personales, que nos alimentan el alma.
Entiendo que debe ser de esta manera, porque –he aprendido–
si somos conscientes al nivel de elegir el alimento que compartes con
cada persona, puedes de igual manera, decidir cómo alimentar con su hermosa
compañía, a tu espíritu.
La comida toma lugar entonces del respectivo espacio, donde más
disfrutas tal o cual compañía en tu vida, valorando –de igual manera– con cualidades
como: amplitud, recorrido, textura, color, sensación, profundidad, –e incluso– Belleza.
Escucho:
I miss you Kate | Sting