La melodía que se escucha de fondo es exactamente la
sensación experimentada al mirar las imágenes de la liga compartida.
La Arquitectura,
intentando reflejar con audacia y cierta exorbitante exaltación, valores humanos correspondientes a un Espacio y un Tiempo específicos, para dejar huella con nuestro vago concepto de Trascendencia.
A veces la Arquitectura se convierte en ese lienzo viviente que apuesta por una serie de
circunstancias a las que entregamos el todo, creyendo que será la única manera
de consolidar verdades absolutas.
Quizá no hemos aprendido al larguísimo paso del Tiempo que la Vida tiene sus propias
reglas, y que la única verdad absoluta es aquella que nos golpea al rostro que no somos la única verdad absoluta.
Hace algunas semanas platicaba con mi amigo y colega Christian
Oliver Sánchez, cómo la Arquitectura, en su afán de satisfacer las
necesidades de las personas, en ocasiones –yo
me atrevería a decir que siempre– destruye más de lo que puede llegar a
construir.
En alguna de las últimas clases de Teoría de la Arquitectura, analizamos –por cierto– la
arquitectura constructivista, y cómo
su carácter utópico desembocó
precisamente en esta serie de imágenes arquitectónicas extravagantes, que, pese a su belleza e innovación, han quedado
perdidas en el limbo, sin saber hoy
por hoy la verdadera razón de su existencia.
Imagen modificada
digitalmente. Original perteneciente a álbum completo, disponible en la liga:
Escucho:
Something in
me was dying / Keane
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