Soñar a veces cuesta.
Cuesta más que vivir.
Cuesta en un mundo donde la Empatía,
la Solidaridad y la calidez humana son considerados defectos en lugar de
virtudes.
Donde lo que se realiza en las
sombras vale más que lo contemplado a plena luz de día.
Donde la meta justifica todos los
medios, y denigra los valores y la sensibilidad.
En un mundo como éste, imaginar
que las cosas pueden ser mejores, es sinónimo de peligro y riesgo para las
personas, quienes prefieren vivir en la comodidad de lo conocido –por mediocre que el ambiente sea– a lograr el verdadero potencial de
las cosas, las circunstancias o las personas.
Imaginar es el comienzo. Un
comienzo que puede iniciar a partir de cualquier momento, de cualquier
expresión.
Decreto personalmente expresar
esta cualidad de ensoñación a través de las palabras escritas. Ellas son las
únicas que tienen la disposición de escuchar lo que tengo que decir, lo que
deseo manifestar como parte de las circunstancias que –hoy– vivo.
Escucho:
Morning rage | UNKLE
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