`Se dice que el tiempo es un gran maestro;
lo malo es que va matando a sus discípulos´.
Hector Berlioz
Me siento profundamente satisfecho, contento. Conmovido.
En las pasadas horas recibí palabras, ideas, expresiones y muestras de afecto, cariño, respeto.
Las circunstancias no son al azar, sino producto de una inteligencia superior a nosotros. Me costó demasiado tiempo y esfuerzo comprenderlo. Experiencias que trajeron consecuencias en mi vida, que debo enfrentar en este momento.
Sin embargo, en la más profunda soledad es cuando me doy cuenta que me encuentro acompañado por personas con las que realmente vale la pena vivir este trecho de existencia.
Hace poco más de dos años comencé una serie de notas, que yo mismo etiqueté bajo el concepto de metafísicas. Todo lo leído y aprendido en un periodo de meses lo apliqué cual investigador de campo sobre mi propia vida. Era un proceso de experimentación necesario que nunca imaginé que tuviera la repercusión que ha tenido hasta este momento.
Paulatinamente, la comprobación y aceptación final -lenta y tortuosa- de las circunstancias derivaron en lecciones que provocaron secuencias de vida que requirieron sacrificios de mi parte. Uno de ellos aún lo padezco mientras escribo estas palabras.
Las notas me obligaron a reescribir la historia de mi vida, y realizar una proyección de lo que sería de ella hasta antes de una fecha específica, que está a poco más de un año de cumplirse.
A Luis Enrique platiqué -y es la única persona con la que he compartido esa historia de mi vida- cómo una fecha específica de mi pasado me marcó profundamente, la cual superé, a sabiendas de las repercusiones subsecuentes.
Ahora que miro las notas, y las proyecciones, basadas gran parte de ellas en las notas y pensamientos de John F. Demartini y Bárbara Hand Clow, observo a detalle y sumamente sorprendido cómo las cosas se cumplen, tal y como fueron anticipadas.
Hace tan solo unos días, la muerte de Steve Jobs sacudía al Mundo. Su discurso tecnológico -un aporte extraordinario a la ciencia contemporánea-, pero sobre todo, su discurso personal y humano, fue lo que tocó el corazón. Un hombre visionario, cuyas circunstancias de vida jamás lo detuvieron.
No cabe duda que el último y más vertiginoso de los periodos temporales antes del cierre del calendario sagrado de las culturas antiguas ha dado inicio. Me refiero a las cuentas de tiempo largas realizadas por nuestras culturas ancestrales. En él, los cambios y las transformaciones serán inminentes, casi instantáneos.
En mi personal experiencia, el último año y medio -antesala de dicho periodo mencionado- ha representado una etapa única e intensa que me ha sacudido en todos los aspectos.
El día de hoy -aislado de las circunstancias normales-, pasando tiempo con las personas más allegadas, es que comprendo y me animo a escribir esta especie de carta. Los mensajes recibidos han sido muchos, pero más grande aún el mensaje global implícito.
Puede que creas en lo que las teorías cuánticas y metafísicas dicten. Puede que no.
El hecho de hacerlo o no, no cambia en ningún sentido las circunstancias.
Es como la electricidad. El hecho de comprender o no su naturaleza y complejo sistema de existencia, no te hace inmune a ella o te aleja de su influencia decisiva en tu vida.
El año que corre traerá consigo metamorfosis en todos los sentidos.
Paradigmas de caerán.
Ideas que se romperán en millones de pedazos, abriendo las posibilidades a nuestra mente y corazón a aquello que jamás nos atrevimos a comprender.
Precisamente es en este momento -libre de toda crítica y aspecto de análisis- que he descubierto que el proceso de entendimiento y comprensión humanos se ha modificado para siempre.
La distancia y materia física no existe, es sólo relativa, directamente proporcional al Tiempo, pero inversamente proporcional al rubro cuantitativo del intento, de la Luz que define la esencia detrás de los objetos. Y como objetos incluyo a los seres humanos.
Gracias a todos quienes representaron la comprobación de las teorías.
Sus mensajes, sus muestras de afecto, rompieron los esquemas cognitivos.
El mayor aislamiento físico, atrajo la mayor cercanía esencial.
Es un honor contar con el apoyo de tantas personas.
Es indescriptible. Es algo que hace meses no hubiera sido capaz de explicar.
Estoy contento.
La soledad, prescita médica y anímicamente, ha sido un fuerte aliciente para hundirme en la reflexión, en la corroboración científica de los valores humanos anteriormente estudiados, puestos en práctica, y ahora analizados objetivamente mediante el lente de la metafísica.
No deseo imaginar lo vertiginoso que me espera en estos últimos meses que vendrán.
Tranquilo estoy, certero estoy que lo vivido me dará seguridad para afrontar las transformaciones.
Si algo he aprendido en este tiempo, es a desarrollar flexibilidad, profundo valor aprendido de dos personas a las que amo profundamente: Florina y Erica Villamil.
Gracias sinceras.
Escucho:
[Don't] Give hate a chance / Jamiroquai
Bad boyfriend [Garbage Remix] / Garbage
Bob´s jazz [Live in Amsterdan] / Candy Dulfer
No hay comentarios:
Publicar un comentario