Estoy acostumbrado a admirar las vistas panorámicas, más que
las vistas cotidianas e inmediatas.
Mi mente -a últimas
fechas- me traiciona, concentrándose
en observar el plano último, el mayor, el integral, olvidando momentáneamente
el plano primero, donde se encuentra la realidad -dirían muchos-.
Se puede ver -por
cierto- mucho más que la belleza del
panorama íntegro.
En ocasiones intento no ver más allá, pero es imposible.
Cuando la mente ha abierto su consciencia, no puede evitarse mirar aquello que nadie mira, lo que
antes jamás se miró, hasta ahora...
Escucho:
The boy who
couldn´t keep his clothes on / Pet Shop Boys
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