Mientras escucho a Coldplay,
reflexiono en torno a muchas cosas. Su álbum `Mylo Xyloto´ tiene ese extraño
efecto en mí.
Pienso en las circunstancias, en lo que han hecho de mí, en
lo que hacen de cada una de las personas que vive sus personales circunstancias.
Por medio de la Arquitectura
he aprendido a conocer y valorar a
las personas. No me malinterpreten, no tiene que ver con el materialismo o nivel económico, o mucho
menos. Hace algunas horas charlaba con Mary
Carmen López, Maestra en Urbanismo
-que se convierte en colega académica,
por cierto- sobre este tema.
Las personas más humildes -irónicamente- son
quienes más ofrecen.
¿A qué me refiero?
Calidad, calidez humana. Son capaces de mirar la vida sin la
careta de la superficialidad y la frivolidad de los ambientes urbanos.
Desde notas atrás, he expresado mi inconsciente cercanía con el ambiente rural. Es una experiencia que
disfruto mucho. Conocer lugares, costumbres, personas, que -para mí- tienen puntos
de vista que abren mi perspectiva de vida. Comprender esos puntos de vista me
enriquece como persona.
La Arquitectura me
ha enseñado a poner atención en las circunstancias. Cuando observo a las
personas para las que diseño, mi trabajo consiste en comprender su rutina, su
manera de ver la vida, la radiografía de su existencia humana.
Con la práctica, he llevado este análisis más allá. Mirando
a las personas, su perfil, su cotidiano actuar, sus palabras, puedes darte
cuenta de los valores que posee [o
no], derivados de las circunstancias que
han vivido.
Los valores son conceptos
mentales, psicológicos, éticos y conductuales, que parecen no tener cabida hoy en día.
Eso no quiere decir que las personas de hoy no los posean, sino que simplemente
no funcionan como herramientas conductuales válidas, o siquiera necesarias para
mejorar la calidad de vida.
A pesar de nuestra -supuesta- civilización, la idea de supervivencia no se ha modificado en
demasía. La socialización nos exige aprender y poner en práctica conductas o
relaciones neuronales específicas, para ser capaces de mantenernos vigentes en determinados ambientes.
En mi experiencia, he debido de adaptarme a las peores
condiciones laborales de interacción
y comunicación social, además de aprender a mantener a mi cerebro flexible ante las condiciones externas.
Dejen explicar este punto.
Nuestra conducta como seres humanos tiende a evolucionar, hasta alcanzar lo que
llamamos madurez. La madurez no es
otra cosa más que la conducta humana que hemos logrado tras superar procesos cognitivos y vivenciales que nos han hecho mirar la vida con cierta estabilidad
y seriedad. En este nivel de desarrollo, nuestro cerebro ha alcanzado la
consolidación de ciertos procesos biológicos y mentales, que nos lleva a cerrar
-como si fuera una unidad de
almacenamiento de información digital-
la entrada a nuevas relaciones neuronales. Es de esta manera que comienza lo
que denominamos vejez.
Los valores, por
lo tanto, tienen como función, mantener al ente activo dentro del ambiente que
se desarrolla y en el que vive cotidianamente. Su existencia es parte
indispensable en la interacción del
ser humano con el resto de los miembros de una comunidad.
La falta de valores que muchos consideran que impera hoy por
hoy en las ciudades, se debe a la pérdida
del uso o practicidad de estos
elementos conductuales base. No quiere decir que no existen, simplemente que
pierden su validez frente a la vertiginosidad
del desarrollo de la tecnología y la comunicación.
La interacción presencial
es casi nula. Y los dispositivos y redes de comunicación privilegian la instantaneidad frente a la profundidad de una relación o diálogo
humano.
Los valores, por ende, pasan a segundo término, porque no
encuentran cabida en el mundo de lo instantáneo.
Basta con escuchar -por
enumerar un ejemplo interesante- una
de las melodías del canta autor Aleks Syntek,
de su más reciente producción, donde se centra en el uso que hoy en día damos a
las redes sociales. El ejemplo se
torna interesante, si analizamos la experiencia que tuvo el artista en dichos
foros meses atrás, donde se evidenciaba lo que hemos hablado con anterioridad.
Los medios de comunicación pretenden ser convertidos en verdades instantáneas
que se centran más en el carácter protagónico
que en compartir la esencia real de
las circunstancias.
Como arquitecto, escritor y adicto a las redes sociales, he comprendido la importancia del
desarrollo tecnológico dentro del bienestar de nuestras vidas sociales, que, de
igual manera, definen y consolidan los parámetros de diseño arquitectónico y
las características de la Arquitectura actual.
Se trata de mantener un equilibrio
entre mantenerse comunicado y dar prioridad al contacto virtual instantáneo.
La meta es implementar
dentro de nuestra comunicación segundo a segundo, los cánones conductuales y
los valores humanos, que delimiten y planteen alcances y límites dentro del uso
de las redes de comunicación a nivel social.
Imagen tomada del
sitio:
http://www.filosofiaparalavida.pe/articulos/valores-humanos/
Escucho:
Paradise /
Charlie Brown / Every teardrop i s a waterfall // Coldplay
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