Los más recientes estudios científicos han echado abajo
mitos que guardábamos en torno al cerebro, y su desarrollo a través del tiempo.
Como especialista en creatividad, me intereso en el
desarrollo de la mente, y su evolución a lo largo de los años.
Tiempo atrás trabajé con niños, en procesos de metodología creativa para confirmar o
reafirmar conocimientos específicos. Al interactuar con ellos, me concentré en
el proceso de aprendizaje, más que en
el conocimiento mismo que ellos adquirían.
Ahora que he estudiado más a fondo los procesos cerebrales,
comprendí que los niños, cada día, generan nuevas relaciones neuronales dentro
de sus cerebros. Su temprana edad, permite que su cerebro active incesantemente
partes nuevas cada día, lo que les confiere a los infantes su fantástica
habilidad de aprenderlo todo.
Contrario a lo que se pensaba -y siguiendo con el orden de ideas de personalidades como Daniel Goleman-, confirmo que el
cerebro, al morir sus células por diversas causas, permite la oportunidad de
crear nuevas, en un proceso biológico que los científicos han llamado neurogénesis.
Hace algunos meses, decidí comprobar la teoría en mí mismo.
Es una técnica común que aplico para analizar el desarrollo de hipótesis de
trabajo, o simplemente comprobar teorías científicas que he encontrado y han
despertado el interés. Diseño hipótesis
de investigación, y genero planes a cumplir en ciertos lapsos de tiempo, con
alcances definidos.
He llegado a la conclusión que los adultos son capaces de
generar de igual manera células madre,
que les permiten a sus cerebros, mantener, restablecer o, incluso, crear nuevas
relaciones entre las diversas partes, superficiales y profundas, que permiten
el aprendizaje.
La edad es un factor determinante, pero no significa que sea
preponderante para permitir o impedir el desarrollo de nuevas células. En notas
subsecuentes hablaremos de los factores y circunstancias óptimos para la
existencia de la neurogénesis.
He experimentado con actividades físicas y artísticas [como
el dibujo y la Música, en particular
la práctica de guitarra]. Ésta última le dio un revés a mi teoría. Sin saber
absolutamente nada de Música, mi
cerebro, con la adecuada guía, comenzó a desarrollar relaciones neuronales que
me permitieron en un periodo de tres meses, comenzar a crear habilidades que
antes no poseía. Los órganos que se vieron mayormente afectados fueron el oído
y el sentido del equilibrio. Mi cerebro comenzó a crear relaciones entre partes
que antes no se encontraban en relación. Mi memoria, inclusive, se vio
fortalecida y se potencializó a niveles que no esperé desarrollar en periodos
cortos de tiempo, y menos con una práctica de carácter artístico. Hubo una
mejoría palpable en el control de la atención [ya que suelo sufrir lo que
muchos científicos denominan atención
volátil].
La práctica del instrumento sentó las bases para el
desarrollo de otra competencia que
tiene que ver con la inteligencia
emocional: la adecuada canalización de los sentimientos, y una capacidad para
expresarlos de manera más abierta y clara.
Enumero los procesos, sistemas y órganos, influenciados en
el experimento:
- Oído, con cualidad consciente para identificar tonos y niveles de sonoridad diversos, además de reconocer sonidos y poner mayor atención al ambiente sonoro circundante.
- Sentido del equilibrio. Capacidad que benefició al cuerpo de manera integral. Una considerable disminución de accidentes por actitud “despistada”.
- Mejora en la memoria, que desarrolló en el lapso de cuatro meses, un alcance a largo plazo, que se continúa fortaleciendo hoy en día.
- Concentración de la atención en eventos o circunstancias determinados, donde antes era complejo enfocar la atención por más de quince minutos.
- Claridad para identificar y expresar estados de ánimo y sentimientos, haciendo más sencillo compartirlos con las personas que me rodean.
Si tomamos en cuenta mi edad -que supera los treinta años-,
mis expectativas de desarrollo de habilidades eran casi nulas. Jamás tuve contacto
con actividad artística musical alguna durante mi infancia o juventud temprana,
por lo que decidí experimentar con la Música para comprobar el desarrollo de
los procesos de mi cerebro.
Con lo anterior no quiero decir que todos deberían estudiar
Música, o practicar guitarra o cualquier otro instrumento. Sólo que mi caso -y la nula experiencia previa en torno
a la Música- confirmó la existencia
de la neurogénesis, y la extraordinaria capacidad de la mente de sentar las bases
para el desarrollo de competencias infinitas.
Finalmente, cada uno debe buscar habilidades y cualidades
que sean favorables para el desarrollo de una actividad fija para la
ejercitación de la mente y el cuerpo. Me ha quedado más que claro que no poseo cualidades
innatas para elegir la Música como una actividad profesional o, a lo mucho, definitiva,
en mi vida, pero he descubierto la oportunidad de expandir las potencialidades
de mi cerebro.
Eso, debe ser una ganancia extraordinaria.
La vida no se acaba a los treinta… o a cualquier edad
que usted desee colocar sobre la línea.
Imagen tomada de la
liga:
Escucho:
Love Etc. / Pet Shop Boys
The Jean
Genie / David Bowie
Always on your
side / Sheryl Crow featuring Sting
Lonesome for a place I Know / Everything but the Girl
Lonesome for a place I Know / Everything but the Girl
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