Dos mil catorce fue un año complicado, de incertidumbre, de viejos
rencores, de cierre de ciclos.
Consciente fuimos de que después
de la tormenta, viene la calma.
Tras afrontar las circunstancias,
que requirieron procesos que nos permitieron reencontrarnos y renovarnos en
muchos sentidos, cerramos el periodo de doce meses, con reflexiones y muchas
lecciones que han sido aprendidas.
Anhelamos –ante todo–, agradecer
por todo lo experimentado durante ese año, y desear a ustedes que los eventos y
ciclos acontecidos, hayan sido la preparación de nuevas plataformas y oportunidades
que vendrán a lo largo de un dos mil
quince.
Fueron muchas las personas que
estuvieron cerca a lo largo de estos meses que hoy terminan.
Quiero agradecer a todas y cada
una de ellas por su compañía, las palabras, los abrazos, los mensajes, o las simples
memorias recolectadas y acercadas al corazón.
Es tanto lo que se agradece.
Consciente estamos que mucho de
nosotros se transforma, cambia, y se queda en estos días, en estas horas que
agonizan, para dar pie a nuevas expectativas, nuevos rumbos, que nos llevarán –seguramente– a lecciones que nos harán crecer como personas.
El mensaje implícito en la
tarjeta que acompaña a esta nota va en ese sentido. La única manera de crecer
es sirviendo a otros, es decir, encontrando el camino para el que fuimos
hechos, la razón de nuestro existir.
En el corazón, es el deseo para
este ciclo pronto a comenzar.
Salud, felicidad, bienestar, cercanía
de familia, de esos hermosos acompañantes que nos ayudan a levantarnos tras
cada caída, tras cada lección que nos convierte en personas diferentes, más
conscientes de lo que somos. Y abrazos de amigos, muchos de ellos, quienes son
miembros de nuestra familia también, pero que adoptamos a lo largo de nuestro
andar por esta tierra, y que se quedan con nosotros, a pesar de las
circunstancias.
Felicidades a todos.
Escucho:
End of night / One step too far [Radio Edit] /
NYC // Dido
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