La Vida ha sido una serie de
travesías, de viajes personales continuos y dispares, que me han llevado por
múltiples lugares, rincones imposibles que han dejado infinidad de lecciones.
Por los lugares, por todos y cada
uno de los espacios arquitectónicos o urbanos visitados, la caminata ha sido el
ejercicio predilecto para conocer, personalizar, familiarizarme con el contexto
y el lugar, y experimentar las emociones y sensaciones únicas que cada sitio
encierra y manifiesta.
Sentarse, permanecer largos
minutos inmerso en el Espacio,
contemplando el amanecer, mediodía o atardecer, permite reflexionar sobre el
origen de la travesía, e identificar las razones especiales que me han llevado
a ese sitio, a ese momento y lugar.
El viaje siempre inspira al
pensamiento, a la Paz y la Tranquilidad. Los caminos, veredas, carreteras o
trechos, son puentes paulatinos hacia otros mundos, diferentes realidades a la
mía, que develan misterios en forma de panorámicas que contienen extractos de
Belleza pura.
La Vida –lo he comprendido– es
este viaje, éste, ése o aquél. Cada travesía es una pieza de esa Vida, un trozo
de sorpresa y de contemplación, para entender finalmente el objetivo de estar,
de permanecer aquí y ahora.
Escucho:
Mesa | Hans Zimmer, Benjamin Wallfisch
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